J.B. tuvo un desgraciado estreno ante los medios de comunicación este verano. Entonces era director general de Fincas Corral. Dijo que la empresa estaba "completamente saneada". Poco después, la red de oficinas de intermediación inmobiliaria se fue a la quiebra. "El propietario de la empresa le engañó. Había muchas cosas raras y J.B le puso su correspondiente denuncia", defendió ayer M.T , el socio de J.B en el presunto intento de comprar la mitad de las acciones del Real Mallorca.

La ruina de Fincas Corral dejó a cientos de trabajadores en la calle y un reguero de denuncias. Josep Xicola, propietario de la empresa y el hombre que fichó a J.B, desapareció de escena mientras varios juzgados de España le buscan por estafa. Poco antes del desastre, todo eran elogios. "El señor Xicola no necesita créditos. Tiene fondos propios", dijo J.B de su antiguo jefe.

El desastre de Fincas Corral y el hecho de frecuentar semejante compañía no parece haber hecho mella en el ánimo del joven empresario. El industrial catalán ha creado una extensa red de blogs personales en los que no escatima elogios hacia su propia figura y en los que se presenta como "un directivo convertido en referente", "uno de los más prestigiosos gestores de nuestro país" y donde duda si definirse como "un magnate o un emprendedor".

Las cosas no parecen haberle ido mal a J.B, que a sus 29 años conduce un Porsche Roadster y además tiene registrada a su nombre una motocicleta de 125 cc.

Ni J.B ni M.T disponen de grandes cantidades para hacer frente a las operaciones inmobiliarias que acometen. "Acudimos a un fondo de inversión, el Real Estate JB de Luxemburgo. Cubren todas nuestras inversiones, aunque también nos tenemos que rascar los bolsillos", explicó M.T.

En el Registro Mercantil J.B aparece como administrador de tres empresas creadas hace menos de un año. Por este motivo es imposible conocer la evolución de sus cuentas, aunque en Internet no aparece reflejada ninguna operación económica remarcable. Las tres mercantiles de J.B fueron adquiridas a un despacho que se dedica a crear sociedades preconstituidas o coloquialmente denominadas ´dormidas´.