El equipo español vuelve a jugar la final de la Copa Davis, esta vez con usted.

La Davis es el objetivo principal que me queda del año, el que está más al alcance de nuestra mano. El año pasado no pude estar y me quedé fastidiado. Jugar en el Palau Sant Jordi, donde hice de abanderado en el 2000, vivirlo ahora como jugador y no como espectador son experiencias bonitas que te quedan.

¿Qué significa tener en propiedad una réplica real del Trofeo Conde de Godó?

Todo lo que me ha ido pasando en los últimos cinco años es especial. Ganar en Barcelona cinco veces es impensable. Se tienen que dar muchas coincidencias, mantener una concentración alta, no haber estado lesionado, y estar bien cada día. El hecho de ganar en un club es distinto al de hacerlo en grandes estadios porque mantiene la esencia del tenis. Además, es mi club, donde me siento como en mi casa. Siempre tengo una sensación distinta. La primera vez fue un sueño; ganar cinco veces, inimaginable. El trofeo estará en un sitio especial de mi casa.

¿Cuál es el tenista al que más admira?

El mejor de la historia que he visto es Roger Federer. Lo principal es el talento que tiene para hacer las cosas. Le he visto entrenarse muchísimas veces y pocas lo he visto hacerlo con la intensidad con la que yo lo he hecho toda mi vida. De hecho, nunca. Eso me impresiona. Un jugador como él seguro que desde pequeño ha trabajado muchísimo, pero lo ves entrenarse y ni presta mucha atención. Tiene esa facilidad de que con poca concentración le viene la inspiración y coge el feeling enseguida, y convierte cosas que son dificilísimas en muy fáciles.

¿Envidia ese poder?

No quiero que se confunda: no tengo envidia alguna. Está claro que me habría gustado ganar lo que ha ganado él. Cada uno tiene lo que tiene, yo estoy muy feliz con lo que he ganado hasta el día de hoy, y la verdad es que él tiene unas cualidades innatas, especiales.

¿Rafa Nadal tiene un límite?

No creo que eso se pueda saber. El límite es cada día intentar hacer lo posible para mejorar. Ir al límite es ir a entrenarme cada día con ilusión, con la motivación ya no sólo de pensar en ganar sino de querer mejorar, jugar mejor. El tenis no permite que te duermas porque cada día hay competición. El límite me lo marco yo. Ganar o perder a veces no dice mucho, uno puede ser mejor jugador sin ganar tanto como antes. Es un tema de mentalidad, de mantener la frescura por ganar.

¿En cuánto le ayuda su novia a mantener la motivación, a seguir creciendo?

Creo que en nada. En seguir creciendo como deportista no te puede ayudar nadie, ni familia, ni entrenador, nadie. Eres tú el que tiene que seguir teniendo la motivación, la ilusión y la convicción de que quieres hacer el esfuerzo para seguir siendo el mejor. O lo tienes tú o ya te lo pueden decir 200 veces, que si no quieres, no quieres.

¿Usted sigue conservando todo eso?

El día que no sienta todo eso pensaré en otra cosa. Por supuesto que lo tengo.