El enfado de la plantilla del Mallorca con la propiedad ha traspasado las paredes del vestuario de Son Bibiloni. Se ha acabado disimular y mirar hacia el otro lado. Ramis fue ayer la última voz autorizada en quejarse de los impagos que está sufriendo la plantilla. "Estamos pendientes de cobrar lo que sabemos todos y esperamos que a la plantilla, que está cumpliendo, se le venga de cara", expresó ayer en la rueda de prensa celebrada en Son Bibiloni.

A los futbolistas no se les ha ingresado las primas del Getafe, Atlético de Madrid y Racing de Santander, además de la nómina del mes. Un problema que agrava el hecho de que también debe liquidarse la deuda de la pasada temporada. "Llueve sobre mojado", piensa más de un futbolista del plantel.

El discurso del pobler va en la misma línea que el que emitieron sus compañeros justo después de perder el sábado en el Camp Nou. Borja, Nunes, Webó o Aouate descargaron con ira hacia la figura del consejero delegado, al que habían esperado durante casi media hora para que les diera una explicación. Pero Ramis ayer ya no respondió a las preguntas de los periodistas en caliente. Estaba calmado, muy calmado y sabiendo lo que quería decir. "Creo que fue a Barcelona para la foto", pronunció en frío y visiblemente molesto. Lo dijo el canterano, pero seguro que esa frase la hubiera suscrito cualquier miembro del equipo.

El central, uno de los capitanes de la plantilla, esperaba otra reacción del hijo del dueño. Su tono de voz delata su decepción. Es uno de los que ha vivido desde el principio los problemas institucionales que ha ido atravesando el club desde que estallaron en 2007, cuando todavía ostentaba la propiedad Vicenç Grande. Ramis es uno de los que ha tenido que soportar los fiascos de Paul Davidson, Freddy Shepherd y compañía antes de que llegara la tranquilidad, aunque sólo fuera aparente. De hecho, usó la ironía para lamentar el nuevo desplante de Martí Asensio. "Desde el principio dijo que no bajaría al vestuario y creo que es lo único que ha cumplido", señaló.

Jamás en la historia reciente del Mallorca se había vivido una situación tan tensa entre la planta noble y el césped. Ya en la reunión del pasado martes en Son Bibiloni saltaron chispas entre las partes, pero la promesa del consejero delegado de que cobrarían esta semana les calmó. No quisieron levantar la voz para no perjudicar su concentración de cara al duelo ante el líder. Pero una vez acabado no pudieron más. El excelente inicio en esta temporada, en la que el Mallorca no ha salido de los puestos europeos en las diez jornadas que se llevan disputadas, todavía da más fuerza a un grupo que recuerda que está comprometido con el escudo que llevan en el pecho.

Lo peor es que Ramis recordó que el buen ambiente puede enturbiarse si los rectores de la entidad no se ponen las pilas. Es un aviso en toda regla. "Si no se cumplen los pagos y todo lo que se prometió, creo que al equipo, tarde o temprano, le afectará", comentó. Una sinceridad que asusta y que refleja que es necesaria una solución. "Lo primero que queremos es que se diga la verdad. Lo mejor para todos es que se arregle lo antes posible porque ahora el equipo está bien", subrayó. Ahora la pelota está en el tejado del consejero delegado.