La mala suerte se cebó ayer con Miquel Julià. Parecía que el piloto mallorquín iba a realizar un mejor papel en la segunda carrera en Montmeló, pero un fallo en una de las suspensiones de su Aston Martin tiró su carrera a la basura y acabó decimoquinto.

Julià aspiraba a realizar una buena carrera. Su gran salida y el buen ritmo, un segundo por vuelta más rápido que sus competidores, hacían ascender posiciones de forma vertiginosa al mallorquín. Vuelta a vuelta adelantaba a todos los coches que se interponían en su camino.

En los primeros doce minutos de carrera, Julià era el séptimo clasificado de su categoría –la GTS– y se situaba decimonoveno en la general. Y fue en ese momento cuando pasó lo inesperado. Al paso por línea de meta los monitores de tiempo indicaban que el piloto mallorquín había perdido, de forma inexplicable, una posición y pocos instantes después entraba en el pit-lane y se detenía delante de su box.

Los mecánicos de la escudería Villois Racing desmontaban la rueda trasera derecha del Aston Martin DBGS 9 y trabajaban lo más rápido posible para solucionar un problema que nadie se explicaba: la rótula de la suspensión –una vara de metal– se había seccionado provocando que el coche de Julià fuese muy lento y tirando a la basura todo el trabajo que había hecho durante las primeras vueltas.

Retorno a la carrera

Finalmente, los mecánicos lograron sustituir la pieza y el coche número 62 volvió a la pista. Pero era demasiado tarde. Cuando se reincorporó a la carrera ya llevaba tres vueltas perdidas respecto a la cabeza de carrera y lo único que podía hacer era rodar sobre el Circuit de Catalunya para adquirir más experiencia con el Aston Martin del Villois Racing, equipo con el que debutó este fin de semana.

La alarma también volvió a saltar en el box del Villois Racing cuando otra avería, similar a la que había sufrido minutos antes Julià, era detectada en el segundo coche del equipo. El mismo proceso y el mismo tiempo perdido que en el coche del piloto isleño y otra gran posición para la escudería italiana que se tiraba por la borda.

Algunas vueltas después entraba Julià para proceder al cambio de piloto reglamentario. En unos pocos segundos, el italiano Andrea Wiser salía a pista, pero sólo pudo ascender dos posiciones para finalizar en la decimoquinta posición.

Julià no pudo cumplir con su propósito de adelantar posiciones y abrir hueco para dejar una carrera más asequible a su compañero. Una lástima, ya que el mallorquín había salido con el cuchillo entre los dientes.