"Ningún torneo ganado me ha hecho más feliz que este recibimiento inesperado en Manacor". Esas fueron las primeras palabras que Rafel Nadal dedicaba desde el balcón consistorial a las 3.000 personas que llenaron ayer la Plaça des Convent, a la búsqueda de la foto, el autógrafo o simplemente la visión fugaz del ganador de Wimbledon 2008. Tampoco hubo tiempo ni espacio para más.

Sobre las 13 horas, una cola iba engrandeciéndose a la entrada de las oficinas municipales y los coches y unidades móviles de los medios de comunicación entraban como podían en los aledaños angostos que marca el trazado histórico de la ciudad.

La cadena empezaba a funcionar: así como la gente entraba en el recinto se iba llevando una camiseta conmemorativa, el saludo del delegado de turno y una ´recomendación´ para que saliera rápido y con una sola prenda en la mano. En la puerta de salida, las radios y televisiones prestaban sus sonrisas para atrapar las impresiones por el logro.

Nada nuevo bajo el sol. Hasta tres cuartos de hora después, cuando a ritmo de salsa primero y del manido ´We´re the champions´ después, el público cejó en el empeño material para esperar al físico, al Rafel de carne y hueso, quien, con gesto entre cansado y alegre, recibía los saludos de las autoridades nada más bajar del coche.

El alcalde de Manacor, Antoni Pastor; el president del Govern balear, Francesc Antich; o el conseller d´Esports, Mateu Cañellas, estrechaban la mano del tenista, extrañado por un recibimiento tan caluroso en una tierra tan común. Nadal encaró el camino hacia la casa consistorial el pasillo que le habilitó la policía local. El manacorí no dudó en estrechar manos, dar besos y firmar autógrafos a sus vecinos.

Ya en la sala de plenos hubo tiempo para los parlamentos para los medios y su familia, sentada en los primeros bancos. El presidente Francesc Antich fue el primero en felicitar al tenista mallorquín por sus éxitos, aunque sus palabras no se pudieron escuchar con claridad por un fallo en la megafonía. El alcalde, Toni Pastor, daba las gracias al tenista "por lo que haces por Manacor". "Eres nuestro embajador, un símbolo por tu manera de ser y un ejemplo para todos", recalcó el primer edil, que calificó a Nadal como "el mejor deportista del Estado español, y una persona de una calidad humana excepcional"; más tarde, el mismo héroe de Wimbledon le quitaba hierro a su mito: "No soy yo quien deba decirlo, soy joven y ha habido muchos deportistas mejores que yo en la historia de España".

Fuera rugía la marabunta. Gritos y cánticos de "queremos a Rafa" o "Campeón, campeón", instaban a la salida apoteósica al balcón. Antes, Pastor le entregaba a él y a su tío y entrenador, Toni Nadal, la insignia de Manacor. Antich hizo lo propio y le regaló una escultura en bronce del ángel que corona el Palau de l´Almudaina. Pero Nadal optó por una pequeña réplica del torneo inglés para saludar desde lo alto al gentío: "Gracias a todos. Esto es emocionante para mí. Un recibimiento así no tiene comparación. Cuando me piden cuál es el mejor sitio donde vivir, no tengo dudas: Manacor y todas las Balears son el mejor lugar del mundo".