El culebrón deportivo del verano isleño está lejos del posible fichaje de Cristiano Ronaldo por el Real Madrid o del proyecto que diseña Pep Guardiola para el Barcelona. Ni siquiera la llegada de seis caras nuevas hasta el momento en el Mallorca -Keita, Óscar Díaz, Jurado, Mario Suárez, Josemi y Ayoze-, o la marcha de un ilustre como Ibagaza han eclipsado el tema de la posible venta del club. Y eso que Vicenç Grande se cansó de repetir, ya desde el pasado mes de abril, que no quería desprenderse de la entidad. "Estudiaré ofertas cuando me lleguen", apuntó el 18 de mayo, justo el día que finalizó la pasada Liga. Incluso dejó claro que hacía distinciones entre la procedencia de estas propuestas. Se atrevió a señalar que para un mallorquín sería más barato hacerse con el club que uno de fuera. "Para unos ochenta millones y para los otros cien", llegó a decir.

Pero cuando el pasado 16 de junio se presentó el concurso voluntario de acreedores del Grupo Drac, la sombra del traspaso de su paquete accionarial -cercano al 93 por ciento- se fue agigantando. Pero el empresario mallorquín, que no piensa dimitir como presidente, se llenó la boca al asegurar que la Sociedad Anónima Deportiva estaba en un buen momento. "La economía está saneada", confesó en una de sus primeras apariciones públicas tras la crisis de su conglomerado empresarial. Quería desligar desde el primer momento al Mallorca del resto de su actividad profesional.

El británico Freddy Shepherd, poco antes de todo eso, ya había puesto sus ojos en el club del Ono Estadi. Tiene casa en el Port d´Andratx desde hace dos décadas y tras una etapa de diez años al frente del Newcastle, el ´gusanillo´ del fútbol le persigue. Es el hombre que más lejos ha llegado en su intención de comprar la entidad isleña tras varios amagos de potenciales interesados. Los próximos días se puede cerrar este capítulo o abrirse otro de nuevo. Este intenso verano continúa.