Por primera vez Federer no es el favorito en Wimbledon, incluso para los ingleses más dados a la seriedad de movimientos del suizo que a los gestos propios del español. Tienen argumentos sacados del juego visto durante el torneo. El problema está en que una final es otra cosa. Nadal y Federer juegan sus confrontaciones de manera distinta. Cambian su forma de juego. El ganador saldrá del que conserve su estilo.