Todo empezó el domingo en el Ernst Happel, continuó con un ´trenecito´ en público de los jugadores y concluyó a las 8:15 horas de ayer en la pequeña localidad austriaca de Neustift, escenario de la fiesta ´clandestina´ de España por el título de la Eurocopa.

Fernando Torres, Arbeloa y De la Red fueron los últimos en poner rumbo al hotel, al que el entrenador, Luis Aragonés, ya se había retirado antes de las 6:00 horas, cuando ya había amanecido en el tranquilo valle de Stubai.

Los campeones de Europa prefirieron una fiesta tranquila, entre compañeros, a una noche de glamour en una de las selectas discotecas de Viena. La niebla en el aeropuerto de Innsbruck retrasó el festejo y hasta las 2:30 horas de la madrugada el avión de los campeones no aterrizó en la capital tirolesa. A las 3:30 el equipo llegó al hotel Milderer Hof, su refugio a 20 kilómetros de Innsbruck. Dejaron las maletas, la copa y algunos se cambiaron de vestimenta.

A las 4:15 los jugadores arribaron al restaurante Anny, en el centro de Neustift, donde les esperaban unas pizzas. Media hora más tarde, y liderados por Torres, el héroe de la noche, recorrieron los escasos metros que separan el restaurante del DorfPub, donde los jugadores celebraron con unas cuantas copas y música el título hasta pasadas las 08:00 horas. Una tempranas hora en la que Neustift era ajena a lo que estaba pasando. Tres coches de policía y varios agentes vigilaban. Dos guardias de seguridad cuidaban de que no entrara al local nadie ajeno a la Federación Española de Fútbol.

No había fans y apenas un par de periodistas. Los campeones tenían su fiesta deseada, privada y casi clandestina. Luis Aragonés, vestido con pantalones y camisa, fue el primero en abandonar la fiesta tras hacerse alguna foto con los agentes. Ante la ausencia de problemas y de hinchas, los coches de policía ejercieron de taxis para llevar a los jugadores hasta el hotel, a unos tres kilómetros.

"Ya estoy cansado", aseguró a antes de marcharse Santi Cazorla, que lamentó la espera en el cielo de Innsbruck hasta que se disipó la niebla. Dentro del pub se escuchaba mientras el manido We are the Champions y el Que viva España en versión alemana, mientras varios niños pasan por delante del local camino de su escuela.