De camino al Estadi Balear ya se sentía de manera especial algo en el ambiente, muchos aficionados blanquiazules en sus coches, o a pie se dirigían hacia el campo, con sus banderas y sus camisetas, sintiendo los colores de una afición muy arraigada, , que hacía veintiun años que esperaban vivir una tarde como la de ayer.

Ya una vez dentro del Estadi y una hora y media antes del inicio del partido, los más jóvenes se congregaron en los fondos para celebrar junto a sus jugadores los tantos, mientras que los familiares y aficionados coparon las tribunas, dejando una magnifica visión. Tras la salida de los jugadores a calentar la afición estalló de júbilo y los jugadores lo agradecieron aplaudiendo al público. Lo mismo pasó cuando se retiraban tras el calentamiento y dieron su último aliento antes del inicio del encuentro.

Nada más comenzar el partido la parroquia local animó con más fuerza, pero esta energía se fue diluyendo al pasar los minutos y ver que no llegaba el ansiado gol. Se llegó al final de los noventa minutos y las caras reflejaban pesimismo en algunas y escepticismo en otras, y sobretodo mucho sufrimiento.

Se inició la prórroga y la gente dio más de sí y animó sin parar durante los quince primeros minutos de esta, en la que seguía sin llegar el gol. Tras la reanudación llegó el gol de Nando que dio paso a la explosión de alegría de los aficionados que invadieron el terreno de juego para celebrarlo con los suyos. Y sin dar tiempo a que decayera el ánimo era Bueno quien lograba el segundo y de nuevo el público estallaba de alegría. Nada más pitar el final del partido la afición invadió el terreno de juego. "La espera ha valido la pena", dijo un veterano aficionado del Atlético Baleares, que espera no ver nunca más a su equipo en Tercera.