Jugábamos ayer un partido para igualar un recórd de imbatibilidad en Primera División. El rival, por el contrario, se jugaba volver a puestos europeos y su campo no había sido favorable últimamente para nosotros. Pero la semana anterior al partido me sorprendió la noticia de la marcha de Pereyra. De verdad, nunca podía pensar que pudiera pasar. Una vez más se demuestra que el mercado ruso y el inglés en estos momentos rompen el ajuste económico de los equipos. Ante esto nada podemos hacer los equipos modestos. Pereyra era nuestra referencia defensiva en medio campo y con el que podíamos arriesgar ofensivamente. Ahora el equipo deberá buscar soluciones de repliegue intensivo cuando perdamos el balón para no vernos sorprendidos.

La semana se preparó con entrenamientos específicos sobre esa forma de jugar, un buen repliegue y una buena salida de contra ataque. Los delanteros ejercitaron su definición y el equipo se preparó mentalmente para seguir invictos por décima jornada consecutiva. Ahora sólo faltaba definir el equipo inicial. Me decidí por Jonás en vez de Borja por el aspecto táctico reseñado anteriormente y además teniendo en cuenta que el Espanyol tiene unas de las mejores bandas de la Primera División (Riera y Valdo). El partido comenzó en los vestuarios cuando los entrenadores nos intercambiamos las alineaciones, el rival presentaba a Lola para anular al Caño y a Ewerthon para buscar velocidad en ataque.

La primera parte del partido fue de un gran control del juego, dando la velocidad y la pausa que requería el partido en cada momento. Marcó Güiza y al descanso el resultado era justo y merecido. El equipo estuvo sobresaliente. La segunda parte, Valverde modifica su medio campo viendo que el Caño no era controlado. En el descanso se encienden las alarmas, Güiza no está bien, y diseñamos el plan si tiene que salir del partido. Ganamos. El recambio es Borja para controlar el balón y el marcador. Antes de la retirada de Dani, podíamos haber sentenciado el partido. No fue así. El penalti dudoso (bajo mi punto de vista no lo fue) hizo que el Espanyol creyera en el partido. Nosotros íbamos a por él. Arango y Jonás pudieron marcar pero la tarde no se presentaba favorable. Al final, el fútbol te devuelve a los tópicos "quién perdona pierde", que no por ser cierta, en esta ocasión es injusta. El Espanyol se benefició de una jugada en la que el arbitro debió expulsar a un jugador blanquiazul, y en la jugada posterior acertó Luis García.

El equipo no mereció la derrota, el empate hubiera sido injusto y la victoria nadie la hubiera discutido. Lo que sí hay que discutir es que el error decisivo del partido lleve como consecuencia las amonestaciones posteriores que nos condicionan para el partido contra el Deportivo.

Ahora más que nunca, como expresé en mi rueda de prensa, el sábado a las 20 horas en el Ono Estadi tenemos que sacar entre todos el partido adelante. Está en juego abrir la primera puerta de la permanencia, un año más, en Primera División.