Llega diciembre y Manzano se pone a temblar. Repasando su historial como técnico del Mallorca, el último mes del año supone todo un calvario para el técnico de Jaén, que se muestra incapaz de que su equipo se lleve algo a la boca. Diciembre es su mes maldito. Tras un comienzo de temporada más o menos aceptable, el equipo cae en picado cuando se acercan las fiestas navideñas. No da más de sí, y todo lo bueno exhibido hasta el momento cae en el olvido. Para muestra un botón.

Sus peores rachas como técnico del Mallorca han coincidido siempre cuando expira el año. La pésima racha en la que se haya sumido el equipo en estos momentos no es nueva con Manzano en el banquillo del Mallorca. El conjunto rojillo sumó el pasado miércoles en el Reyno de Navarra, en la ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, su cuarta derrota en los últimos ocho partidos. La única alegría, que de momento le permite estar en una zona desahogada de la clasificación, se la dio el 25 de noviembre, con su victoria por

1-2 en el Sánchez Pizjuán. El resto han sido prácticamente todo decepciones. Empezó diciembre con un empate en casa ante el Murcia, un punto que se dio por bueno ya que el árbitro escamoteó un penalti a los pimentoneros a falta de siete minutos. Una semana después llegó la clara derrota en Santander (3-1) y el miércoles la sufrida en Pamplona en la Copa del Rey. Al equipo parece que se le ha olvidado jugar al fútbol. El domingo, ante el Athletic, tiene una buena oportunidad de frenar la caída y, de paso, buscar su primera victoria en diciembre en su ya larga etapa al frente del Mallorca.

Ya en su primera temporada como entrenador del conjunto rojillo, la del título de Copa en Elche, el técnico no pudo evitar la caída del equipo con la llegada del mes de diciembre, encadenando dos empates y cuatro derrotas, algunas sonadas como ante el Real Madrid (1-5) y Barcelona (0-4), ambas en Son Moix.

En la pasada temporada no se cortó la racha y fueron cinco las derrotas por un único empate el balance del equipo, que cayó en una crisis profunda de la que le costó salir. Athletic y, de nuevo Osasuna, esta vez en Liga, son los dos últimos rivales del año. Suficiente para romper el maleficio.