El delantero español Fernando Torres se consagró en Europa al realizar un soberbio partido en Marsella y marcar el segundo tanto del Liverpool al Olympique, un golazo que, junto con los de Steven Gerrard y Dirk Kuyt, sirve a los ingleses para culminar su machada y clasificarse para los octavos de final de la Liga de Campeones.

El sueño del Niño se hizo realidad ayer en el Velódromo de Marsella: destacar en Europa. No defraudó en el que probablemente era el partido más importante de su carrera a nivel de clubes. Lo hizo todo bien: la tocó, se movió, se desmarcó, intimidó, encaró y marcó. Nadie pudo pararle. Empieza a recordar al mejor Ronaldo, en un equipo en que ya no tiene que realizar el trabajo de los demás.

No lo pudo tener más fácil el Liverpool del español Rafa Benítez, que llegaba a Marsella con la necesidad imperiosa de ganar -le valía el empate en el caso de que el Besiktas turco ganara en Oporto-. Con su triunfo, los reds culminan su machada al remendar con tres victorias consecutivas, y quince goles a favor, su inicio nefasto en el grupo: un punto en tres partidos.

Antes de que se cumpliera el minuto 11, los ingleses ya ganaban por 0-2 merced a los goles del capitán, Steven Gerrard, dueño y señor del centro del campo todo el encuentro, y de Fernando Torres.

El Liverpool, que contó con el holandés Kuyt como acompañante de Torres, salió desde el inicio con la consigna clara y la convicción de marcar un gol pronto.