Buenas intenciones, apuesta ofensiva interesante, pero al final el Mallorca acaba perdiendo víctima de sus propios errores. Desidia y falta de concentración en los tres goles, sobre todo en el primero que suponía el empate a uno y a partir de aquí adiós al partido. El equipo de Manzano se dedicó a reclamar a Iturralde, horroroso, perdió el pulso al choque y se lo dio al Racing, mucho más entonado y con más intensidad. Los cambios que introdujo el técnico andaluz no aportaron nada. Basinas muy lento al igual que Borja y Víctor, que volvía al equipo, provocó una faltita. Sin noticias de Güiza y desaparecido Jonás. El Mallorca estuvo de "encefalograma plano". Todos son cincos. Victorias, derrotas y empates. Preocupante.