Jorge Lorenzo, que jamás había vencido en Montmeló, sumó ayer su primera victoria en Barcelona, escenario que ha decidido considerar su casa porque, según reconoció ayer, nadie sabe si por las dudas que le plantea el PP o por el lío político que hay en las islas, "me temo que jamás vamos a tener un circuito permanente en Mallorca".

Lorenzo hizo, como casi siempre, una carrera impecable y se olvidó, no solo de ese pique absurdo que pretende alargar con Álvaro Bautista, sino también de todo ese lío que se está formando alrededor de su más que cierto salto, el año que viene, a la categoría de MotoGP. Pacificada la situación, el mallorquín puso música de rock, la misma que lleva en esas gafas de sol con MP3 incluído con las que se encierra antes de subirse a la moto, y celebró la victoria imitando, dicen, a uno de sus conjuntos preferidos ´Red Hot Chili Peppers´.

Desde el podio, se dirigió con el micrófono del comentarista del Circuit a "los que me quieren y a los que no me quieren tanto, pues yo sí os quiero a todos porque sois españoles como yo". Es evidente que la euforia conduce a estados bastante curiosos. Lorenzo y Stoner en MotoGP se han convertido en los grandes animadores y dictadores de la temporada. El rival de Lorenzo sigue siendo Dovizioso (Honda), pero por su regularidad no por su vocación de ganador.