Esta tarde, entre las seis y las siete, Rafel Nadal puede igualar al hasta ahora mejor tenista español de la historia. Manolo Santana, campeón en París en 1961 y 64, y en Wimbledon en el 66, logró tres grandes torneos. Nadie le quitará al madrileño el privilegio de haber sido el precursor del tenis en España. Pero Nadal, con dos títulos grandes, el tercero muy cerca, y una final en Wimbledon, amén de 19 títulos más, con sólo 21 años va camino de batir todos los registros del tenis español.

Cada año que acude a París bate récords. Todavía invicto en la tierra de Roland Garros, el de Manacor aspira a igualar al único jugador que posee tres títulos de forma consecutiva, el sueco Bjorn Borg. De momento, y pase lo que pase esta tarde, ha igualado al checo Ivan Lendl (finalista en el 85 y vencedor en el 86 y 87) y al norteamericano Jim Courier (campeón en el 91 y 92 y finalista en el 93) en finales consecutivas. Si levanta la Copa de los Mosqueteros esta tarde, lo hará por tercera vez, igualando los tres de René Lacoste, Mats Wilander, Ivan Lendl y Gustavo Kuerten, el último en ganar tres veces en París. Se quedaría a un título de Cochet y Henry y a mitad de camino de Borg, que con seis títulos es el más laureado de Roland Garros.

Por su juventud y, sobre todo, por su tiranía sobre la tierra -sus 81 victorias consecutivas perdurarán en el tiempo- y porque, salvo Djokovic, no aparece un jugador que pueda hacerle sombra en los próximos años, le convierten en claro candidato a ganar más veces en París. Por lo menos a luchar por el título. Por lo que pensar que puede ser el más grande jugador de la historia en los más de cien años de Roland Garros en poco tiempo no debe sonar a utópico. Hoy vuelve a citarse con su gran rival, con la historia en uno de los templos sagrados del tenis.