Si no fuera por la edad -26 años en agosto- estaríamos hablando de su última oportunidad de conquistar Roland Garros. La última porque al otro lado de la pista tiene a su auténtica ´bestia negra´, el hombre que le tiene tomada la medida y el único del circuito con quien tiene en contra sus enfrentamientos (7-4 para el mallorquín).

El partido que disputará Federer esta tarde no es uno más. Posiblemente sea el más importante de los 517 que ha disputado desde que está en el circuito. Es el compromiso que marcará un antes y un después en su carrera profesional, pase lo que pase. Si lo gana porque se convertiría en el sexto jugador de la historia en completar el Grand Slam, los cuatro grandes de forma consecutiva. Se impuso en Wimbledon y US Open 2006 y en Australia 2007. Se uniría, si gana hoy, a leyendas del tenis como Donald Budge, Fred Perry, Roy Emerson, Rod Laver y Andre Agassi, aunque sólo el primero y el cuarto han sido capaces de conquistarlo en el mismo año. Si pierde supondrá un duro golpe para él porque empezará a pensar que a Nadal le puede ganar en cualquier lado menos en la central de la Phillippe Chatrier.

Federer disputa hoy su octava final consecutiva de Grand Slam, un hecho único en los anales de la historia del tenis, y supera las siete seguidas que jugó Jack Crawford desde Australia 33 a Wimbledon 34. Suma diez grandes títulos, sólo a cuatro de los catorce del norteamericano Pete Sampras. Si no ocurre nada raro, y teniendo en cuenta que no pierde más de cinco partidos al año, posiblemente el próximo le superará.

La historia todavía no dice que estamos ante el mejor jugador de todos los tiempos. Pero pronto lo dirá. La coincidencia en el tiempo con Nadal hace más grande todavía sus victorias, las de un jugador genial.