Parecía que había ganado la Liga. O la Champions. O el Mundialito. Y no que lo hubiese ganado su amigo Etoo, ¡no, no!, él, lo había ganado él. Pero, tampoco, lo que acababa de conseguir Jorge Lorenzo era, simplemente, una nueva ´pole´. Total, poca cosa para lo que se supone (se supone, no, amigo, se supone, no, ya verán) que va a conseguir. Pero él, que vive todas las carreras como si fuesen la primera o la última de su vida, saltó por los aires, golpeó al viento con su puño, casi patea el depósito de su Aprilia roja y se abrazó a sus mecánicos como si tuviese ya su segundo título.

Lorenzo celebró la ´pole´ como si fuese el triunfo. Y, claro, luego lo explicó. Dijo que el primer puesto significa, en Montmeló, el 70% de la victoria. De ahí la fiesta, que, por cierto, siguió en la sala de prensa, donde estuvo acompañado por Valentino Rossi. Eran las dos ´poles´; chocaron sus manos y acabaron haciéndose una foto.

Y Lorenzo, que es un pícaro de cuidado, colmó de elogios a Rossi. Eso no me gustó tanto. Pudo esperar otro día, pues Montemló va a estar lleno este fin de semana del rumor de que tiene un precontrato con Yamaha. Y, si es así, significa que Lorenzo empezó ayer a hacerle la pelota a su jefe de filas del año que viene. Y eso, la verdad, siendo ya todo un campeón (o bicampeón, ya verán) ni está bien ni es necesario .Pero, bueno, todo eso está por llegar. Que llegará.