Jorge Lorenzo saltará de nuevo hoy por la mañana al circuito de Montmeló. Será en los entrenamientos libres, después oficiales, el Gran Premi de Catalunya. Tras del jarro de agua fría de Mugello (Italia) el pasado domingo, donde se cayó cuando lideraba la prueba de 250 cc y concluyó octavo, el mallorquín llega con la idea de apuntalar aún más su liderato en la categoría con su primer triunfo en Barcelona. Aventaja en 27 puntos al italiano Andrea Dovizioso.

Desde 2002 Lorenzo lo intenta, pero se le escapa. Cinco años de continua maldición ante su público, ante el lugar donde vive y entrena. Mirando en el retrovisor de su Aprilia, el isleño recuerda sus episodios en este gran premio, el séptimo del calendario mundialista. En su primer tentativa fue decimocuarto. Tenía 15 años. En la segunda, con poca más experiencia, ya concluyó sexto. El último año en 125 se atrevió a terminar quinto con esa Derbi que nadie más ha hecho volar hasta Pesek. Y ya en dos y medio, llegaron batallas de verdad.

Nadie olvida el carrerón del 2005. Era su estreno en 250, y con Honda. El mallorquín había conseguido el segundo mejor tiempo en los entrenamientos y buscaba esa victoria que le hubiese convertido en el más joven vencedor de la historia en la categoría intermedia. Finalmente ni ganó en Montmeló ni en todo el campeonato. Se lo dejó para los años venideros. Su agresividad, a veces incontrolable, le han provocado episodios para olvidar. Uno tuvo lugar aquel 12 de junio de 2005. En una curva se llevó por delante a De Angelis. La caída le provocó otra fractura de clavícula.

Puig y el nivel de 250

Lorenzo prometió que volvería a por la victoria. Y lo intentó. Pero la situación hace un año no era para arriesgar. Las dos caídas (Turquía y Francia) y el cuarto puesto (China) le mantenían alerta. Debía proseguir la remontada iniciada en Mugello y que se confirmó meses después. Dovi, su rival ayer y hoy, le derrotó en la última vuelta.

Alberto Puig, mánager de Dani Pedrosa, de quien hoy estará su placa en la Avenida de los Campeones, ha vuelto a mostrar su poco agrado por la categoría media en los últimos dos años, en los que Lorenzo ha tomado el testigo. El ex piloto dijo el miércoles que "el nivel no es muy alto". "Por lo que veo la cilindrada está estancada", apuntilló.