Probablemente no es el momento de hablar de ello. Nunca lo es cuando se trata de nadar contra corriente. Pero no quisiera que terminara la temporada de fútbol sin reflexionar en voz alta sobre el que se ha calificado como una fracaso en la politica de fichajes del Mallorca: Maxi López.

Parto de la base de mi absoluto convencimiento de que, si no ha jugado más tiempo, no es por capricho de Manzano sino que en la decisión del técnico han tenido que influir no solamente aspectos tácticos, sino otros dinámicos e inherentes al día a día del equipo.

Sospecho, sin embargo, que el delantero argentino no ha dicho su última palabra en el fútbol español y me atrevo a añadir que dará bastante más que hablar sea cual sea el plantel al que vaya a parar a partir de agosto.

Su actitud como suplente ha sido ejemplar, en el extremo contrario de Diego Tristán. Ni una queja, ni una palabra más alta que otra, cabe suponer que más por disciplina que por conformismo. Pero no creo que se haya hecho acreedor a la marginación si, visto desde fuera, establecemos comparaciones con otros futbolistas que, tanto en términos absolutos como relativos, han gozado de muchas más oportunidades. Es posible que su condición de cedido haya influido en ello.

No olvidemos que la mayoría de jugadores destacan en proporción directa a la calidad de sus compañeros y a la medida en que el sistema del equipo encaja con sus características. Puede que Maxi no sea el delantero ideal para moverse en solitario como único y más adelantado atacante, como tampoco es un "nueve" a la antigua usanza. La verdad es que nos ha quedado la sensación de que su procedencia blaugrana, de la que se desprenden clásusulas económicas elevadas, le ha enfrentado a un nivel de exigencia bastante más alto que el de otros futbolistas y que ese espíritu ha trascendido a la propia grada donde no ha calado muy hondo.

Puedo equivocarme, pero tengo la corazonada de que quien se haga con sus servicios la próxima temporada va a provocar muchos comentarios tan típicos como tópicos, aquellos que se hacen de los jugadores que en Palma pasaron sin pena ni gloria y luego, inexplicablemente, brillan en otros conjuntos.