He estado tentado de repetir el comentario de ayer "En la pista no hay amigos" pero tampoco sería justo. El resultado del tercer set lo corrobora. Un rosco pesa. Nadal y Moyá, en pista y en unos cuartos de Roland Garros no solo no son amigos sino todo lo contrario. Fuera de pista ya es otra cosa.

Moyá en los dos primeros sets hizo un muy buen partido. Fue a acortar los puntos sabedor que no puede dedicarse a pasar pelotas y mucho menos contra Nadal. Tan claro lo tenía que el tercer set ya le sobraba. Si no fuera un caballero de la pista le habría dolido algo que termina en "itis". Todo estaba hecho. Nadal es muy superior sobre todo en tierra.