Aproximadamente a partir de las 15 horas (por TVE), en la pista central de Roland Garros, el mundo del tenis estará pendiente de lo que hagan dos mallorquines ilustres, Carlos Moyá y Rafel Nadal, que se verán las caras en los cuartos de final del torneo más importante del mundo sobre tierra batida. Una cita para la historia del deporte mallorquín, que difícilmente volverá a protagonizar un enfrentamiento de este nivel en una cita cinco estrellas.

Nadal parte como claro favorito a acceder a las semifinales -el ganador se enfrentaría al vencedor de la eliminatoria entre el serbio Djokovic y el ruso Andreev-. Y lo es porque todo está de su lado. Cuenta con diez años menos que su rival -aunque Moyá ya ha demostrado que este dato es superfluo ya que en Hamburgo eliminó a Djokovic, de 19 años-, es el vigente campeón de Roland Garros, donde nunca ha perdido, suma tres de los cuatro torneos de tierra que ha disputado esta temporada y, en definitiva, porque hoy por hoy, sólo Federer es capaz de discutirle su supremacía sobre la arcilla.

Moyá pondrá la ilusión, su buen momento de forma, la recuperación de algunos de sus mejores golpes y la historia de sus enfrentamientos con Nadal. Esta dice que, cuando ellos se enfrentan, la clasifación -segundo el manacorí, vigesimotercero el palmesano- no cuenta. La historia de sus cinco enfrentamientos se resumen en una palabra: igualdad. Pocas veces Nadal ha demostrado ser muy superior a Moyá cuando ambos se han colocado al otro lado de la red.

Pero, a diferencia de las anteriores ocasiones, esta tarde jugarán por primera vez un partido al mejor de cinco sets. Un dato que puede ser determinante. Si el partido se alarga, Moyá tiene todas las de perder; cuanto más corto sea el partido, más opciones tendrá el ganador de Roland Garros en el 98. Y es que el físico es un factor muy importante a tener en cuenta cuando Moyá está en pista. Cambiado desde que en julio del año pasado le entrena el argentino Luis Lobo, la excesiva duración de los partidos le supone, sin embargo, un hándicap casi siempre insuperable. En la presente edición de Roland Garros sólo ha jugado un partido a cinco sets. Fue en la primera ronda ante el italiano Andrea Seppi y tuvo la fortuna de que el final del partido se aplazó por falta de luz con empate a dos sets. Al día siguiente, recuperado, le endosó un 6-0. El resto de rondas las ha superado en tres sets.

Nadal, por su parte, sabe que no puede fiarse. La gran ventaja de Moyá es que conoce a su paisano mejor que nadie. Sabe sus puntos flacos, si es que tiene alguno, e intentará explotarlos al máximo. La victoria de Moyá pasa por un comienzo en el que sepa llevar el ritmo de partido. Si es capaz de lograrlo tendrá alguna oportunidad. Si el encuentro se alarga será su tumba porque Nadal aguanta lo que le echen. Le es igual jugar una hora que cuatro. Ahí radica la gran diferencia entre uno y otro jugador porque de calidad andan sobrados los dos. La cita está servida. A disfrutarla, porque ocasiones como la de hoy no se presentan cada día.