Maestro y discípulo, dos campeones, dos amigos se enfrentarán mañana en la pista central de Roland Garros por una plaza en semifinales. Carlos Moyá, a punto de cumplir 31 años, y Rafel Nadal, que el domingo celebró los 21, protagonizarán en la Phillip Chatrier una cita que quedará grabada con letras de oro en la historia del deporte mallorquín: dos tenistas de la isla en los cuartos de final de un Grand Slam. Ayer no tuvieron problemas para derrotar a sus rivales.

Moyá, que llegaba a la tierra de París tras alcanzar las semifinales en Hamburgo, donde cayó ante Federer, se deshizo ayer del más veterano del circuito, el sueco Jonas Bjorkman en tres sets, mientras que Nadal hizo lo propio con el australiano Lleyton Hewitt en un partido más fácil de lo esperado para el de Manacor.

Nadal, que por la noche tenía previsto jugar a la ´play´ con Moyá, parte como favorito en el duelo entre mallorquines, aunque la historia de sus enfrentamientos es más igualada de lo que parece. El de Manacor supera al de Palma únicamente por tres victorias a dos, y la última vez que se enfrentaron fue el 9 de mayo de 2006 en la primera ronda del torneo de Roma, cuando el bicampeón de Roland Garros (2005 y 2006) superó al campeón del 98 por 6/1, 2/6 y 6/2. Moyá, que asegura encontrarse en uno de los mejores momentos de su carrera, siempre le ha puesto las cosas difíciles a su amigo, entre otras cosas porque le conoce a la perfección. No hay secretos para Moyá en el juego de Nadal, y sólo si sabe aprovechar sus bazas puede tener alguna opción ante el indiscutible favorito de estos cuartos de final y del torneo, con permiso de Federer.

Los dos llegan a estos cuartos de final pletóricos de forma. Moyá se ha colocado entre los ocho mejores del torneo cediendo sólo dos sets, en la primera ronda ante el italiano Seppi. Por su parte, la trayectoria de Nadal está siendo inmaculada, eso sí, ante rivales muy por debajo del manacorí, tanto en el ránking como en la pista.

El gran partido está servido. Toda la amistad y respeto que se profesan quedará en un segundo plano cuando salten a la pista. Con las semifinales de un Grand Slam en juego, como bien dijo Nadal, la relación se interrumpe un mínimo de dos horas. "Cinco minutos antes y cinco después del partido, pase lo que pase, mi relación con Moyá será la de siempre", resumió Nadal sus sensaciones antes del gran duelo entre los dos mallorquines, dos campeones.