Rafel Nadal no pierde de vista a Roger Federer ni en los entrenamientos, y así, mientras ayer se preparaba para el duelo contra el australiano Lleyton Hewitt de octavos de final, miraba de reojo cómo iba el marcador del suizo contra el ruso Mijail Youznhy. La escena tuvo lugar en la pista 13 del estadio de Roland Garros.

Allí el de Manacor se entrenaba con el júnior portugués Gastao Elias, el mismo sparring que Federer utilizó como preparación durante el Masters Series de Montecarlo.

Sobre la pista, Toni Nadal, tío y entrenador de Rafel, se preocupaba fundamentalmente de que su pupilo fuese cada vez más agresivo sobre la pista con el resto, una circunstancia que les quedó clara tras el enfrentamiento con Albert Montañés.

De repente, al filo del término de la práctica, dos ´invitadas especiales" entran en la pista, la española Conchita Martínez, en funciones de asesoramiento con la doblista eslovaca Janette Husarova y la jugadora, pues tenían hora prevista para relevar a Nadal en ese recinto.

En la salida, y ante el tumulto de niños esperando para hacerse fotos y conseguir autógrafos, Rafel escapa como puede, hasta que se da cuenta de que se había dejado su acreditación en la pista, que su padre Sebastià luego recuperaría. "El partido ante Montañés le dio claramente intensidad, aunque sin acabar de jugar muy bien", dijo Toni Nadal, "le dio la fuerza para pasar la bola siete veces si era necesario".

"No obstante, se notó falta de frescura, pero en este partido sí hubo bolas de mucho ritmo y golpes mejores, y creo que estamos en el buen camino", añadió. "Hoy (por ayer) hemos entrenado bastante bien, y encaramos el partido contra Hewitt con esperanza de ganar, y creyendo que se puede conseguir la victoria", comentó el entrenador de Rafel.

Al recordar el último enfrentamiento de Hamburgo Toni comentó que allí su sobrino no estaba muy fresco de ideas, y que "costó ganar".

"Espero que si Rafel juega bien tiene opciones de victoria clara. El otro ha sido número uno y es un gran jugador pero espero que le venza".

Las instrucciones del entrenador son claras, confiar en su juego. "Rafel se tiene que preocupar de su juego, imprimir su ritmo, con golpes liftados, con fuerza, y evitar cargar su juego sobre el revés que es lo que sucedió en Hamburgo, y darle mucha intensidad, si lo conseguimos estaremos cerca de la victoria".

"En cuanto a frescura estamos igual, a medida que ha ido pasando el torneo Rafel está mejor. Empezó con dudas, pero ahora, aunque no hay la frescura de Montecarlo, Roma o Barcelona, estamos recuperando y en dos o tres días estará todavía mejor", dijo el tío del número dos mundial.

El partido contra Hewitt es una repetición del que el año pasado disputaron ambos también en esa misma ronda, que acabó con triunfo del mallorquín por 6-2, 5-7, 6-4 y 6-2. El de Adelaida ha ganado cuatro de los seis enfrentamientos previos, pero en los dos de tierra disputados, el del año pasado en París y el reciente en Hamburgo (2-6, 6-3 y 7-5) Nadal ha impuesto su fuerza.

Hewitt ha escapado este año de una derrota, con clase magistral incluida en los primeros sets, impartida por el argentino Gastón Gaudio, campeón en el 2004, que le llevaba dos parciales de ventaja. En ese encuentro se pudo observar a un Hewitt diferente a otros años, más calmado, con menos presión y jugando más relajadamente, en contraste con el iracundo rival de sus años mozos. La familia tiene mucha culpa de ello.