Nadal se impuso por 6-1, 6-3 y 6-2, en un partido más complicado de lo que ambos esperaban, ya que el barcelonés desplegó todo su arsenal para fajarse al máximo con el fenómeno de Manacor y hacerle sudar en el último partido de la pista central, que al final resultó mucho más positivo para "Rafa" porque le servirá para encontrar su ritmo.

Prueba de esos interminables intercambios fueron los 21 minutos que duró el sexto juego del primer set, en los que los dos jugadores se enfrascaron en una guerra desde el fondo, interminable.

Montañés, que repetía ronda en París, mostró al resto de los jugadores como se puede intentar ganar a Nadal, con dejadas, abriéndole ángulos, sorprendiéndole con subidas. Lo hizo casi todo bien, pero el físico del de Manacor aguanta todo lo que le echen, y hoy fue una buena prueba de ello.

El barcelonés se acomodó a la pista central como si hubiera jugado en ella toda la vida, a pesar de que era la primera vez que lo hacía. Pocos rivales que no fuesen Nadal hubieran aguantado la potencia de su derecha, que le ha llevado este año a la final de Casablanca, las semifinales de Houston y Viña del Mar, en lo que él mismo ha calificado como la mejor temporada de su carrera.

Montañés quería arañar algún juego más que en el último partido contra "Rafa" en la final de Acapulco 2005 (6-1 y 6-0) y lo consiguió, aunque de forma exigua. Al final pagó tanto riesgo con 60 errores no forzados que le hundieron.

Ya con 17 victorias seguidas en París, Nadal se enfrentará contra el vencedor del duelo entre el australiano Lleyton Hewitt y el finlandés Jarkko Niemien.