Héctor Cúper dejó de ser ayer por la noche entrenador del Real Mallorca. Incapaz de poner fin a la grave crisis del equipo, el entrenador argentino comunicó a última hora de la tarde de ayer al presidente de la entidad, Vicenç Grande, su intención de dimitir del cargo. Arroja la toalla. El empate del pasado domingo ante el Getafe, en un partido clave para seguir soñando con la permanencia, y, sobre todo, la triste imagen demostrada por el equipo, han sido claves para su drástica decisión.

Lo que tendrá que solucionar ahora el consejo de administración es quién sustituye a Cúper. La decisión del técnico sudamericano les ha cogido por sorpresa. Tomeu Llompart, entrenador del filial, de Tercera División, desconocía ayer por la noche la noticia. En cualquier caso, y ante la falta de tiempo, lo más probable es que el veterano técnico dirija esta tarde el entrenamiento de la primera plantilla en Son Bibiloni y podría ser él quien se sentara el próximo domingo en el banquillo de La Rosaleda, en donde el Mallorca juega ante el Málaga su enésima final. En cualquier caso, las próximas horas serán determinantes para saber qué rumbo toma el club en cuanto al nuevo inquilino del banquillo. Con tan pocas jornadas por delante, quince, el tiempo juega en contra del Mallorca a la hora de encontrar un entrenador del gusto del consejo de administración y, posiblemente más importante, un técnico que quiera hacerse de un equipo que se encuentra a la deriva.

La moral de Cúper estaba por los suelos desde hace varias semanas. Sus palabras al término del partido ante el Getafe denotaban un estado de ánimo desolador. "No se está en el camino para levantar el equipo", dijo minutos después de empatar ante el conjunto de Schuster.

La pañolada con que una gran parte de la afición que se dio cita en Son Moix despidió al equipo hizo el resto. Unos aficionados que esta temporada únicamente han presenciado dos victorias en casa -5-2 a la Real Sociedad y 1-0 al Celta- y que estallaron el pasado domingo ante el pobre juego desplegado por el equipo, sobre todo en la primera parte.

Ni siquiera el apoyo demostrado públicamente por Grande en repetidas ocasiones -la última nada más finalizar el partido con el Getafe- han impedido la marcha de Cúper, que con su dimisión renuncia a los importantes emolumentos que debía cobrar hasta la finalización de su contrato, en junio de 2007, valorados en unos cuatro millones de euros.

Cúper se hizo cargo del Mallorca el 2 de noviembre de 2004, y sustituyó en el cargo a Benito Floro tras ocho jornadas en el banquillo. En una presentación más propia de un afamado actor de Hollywood que de un entrenador de fútbol, el técnico argentino, en paro tras ser destituido en el Inter de Milán, albertó todas las ilusiones entre los aficionados, que recordaron su brillantísimo paso por el club en las temporadas 97-98 y 98-99.

Pero el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas se ha cumplido a rajatabla. El balance de su segunda etapa al frente del Mallorca es muy pobre, con sólo 15 victorias -cuatro esta temporada-, 14 empates y 26 derrotas. La pasada temporada salvó al equipo en la última jornada, al lograr el punto que necesitaba ante el Betis, siempre que el Levante no ganara en Villarreal. En la actual, con gran parte de la plantilla renovada, no ha salido del pozo.