No sé cómo irán las apuestas a través de internet en torno a este Villarreal-Mallorca, pero sería lógico que se valorara la victoria balear casi como la primitiva de Torre del Mar, porque si uno atiende al potencial de ambas plantillas y, sobre todo, a las contrapuestas trayectorias de los contendientes, toca no dar un euro por el "2". Pero en fútbol hay que distinguir entre lo imposible y lo improbable, y los optimistas o quienes no pierden la fe, pueden aferrarse a la ilógica para determinar que siempre puede suceder lo que uno no espera que suceda.

En teoría, el libro de la historia ha dado la vuelta. Cuando Cúper entrenó al Mallorca con éxito, el mal llamado ´submarino amarillo´, puesto que el original siempre fue el Cádiz, era un equipo de pueblo que hacía milagros con mantenerse entre la primera y segunda división. Ahora las cosas son justamente al revés, los dos equipos se han cruzado en distintas direcciones, al argentino se le ha marchitado la flor y mientras los suyos vienen de Europa, sus oponentes van hacia ella. Y ya se sabe que la Estrella Polar está en el norte, no rumbo a África.

El Mallorca, sin embargo, ha progresado en algo. Sabe con quién no tiene que contar, mientras ajusta su base. La lista de convocados para hoy es algo más que una pista y está claro que Tuzzio, Doni y Jonás se van a erigir en la columna vertebral, el eje en torno al cual pivotarán el resto de sus compañeros. Si ésta es la fórmula certera, el tiempo lo dirá y lo hará pronto, porque la semana que hoy arranca se antoja decisiva, por no añadir otro adjetivo más contundente.

Manuel Pellegrini maneja una escuadra de muchos quilates. Fue, después de la del Barça, la mejor de la pasada temporada y en la actual quizás sólo paga su bisoñez en las competiciones continentales. Una pájara que pasará pronto y que no quisiéramos que despejara hoy. Puede ser una de las bazas de este Mallorca desangelado al que, a la vista de las circunstancias, lo mejor que le podía pasar es haber sido eliminado de la Copa del Rey. Claro que habríamos preferido caer de otra manera, pero en lo sustancial, bien está como está.