José María Olazábal, que mantiene una íntima relación con el campo de Pula -ha remodelado de momento 12 de los 18 hoyos- combinó perfectamente su mejor golf con los datos topográficos para situarse segundo en el Clásico de Mallorca, a un solo golpe del nuevo líder, el inglés Paul Broadhurst. El torneo isleño forma parte del circuito profesional europeo y está dotado de 1,5 millones de euros en premios.

El francés Gregory Havret, por su parte, es tercero con cinco bajo par y una segunda ronda de 66. José Manuel Lara es octavo con tres bajo el par, tras firmar ayer una tarjeta de 69 golpes.

Olazábal podría jugar en Pula con los ojos cerrados, sobre todo desde que recibiera el encargo de convertir Pula en un recorrido de envergadura, algo que va por buen camino. Descartada la cuestión topográfica como hipotética ventaja sobre el resto, el de Fuenterrabía sacó rentabilidad desde el ´tee´ a un palo que ya nadie utiliza como es el hierro uno.

Gran juego

Con ese palo en las manos, que el vasco no manejaba desde hace casi dos años y que permite un vuelo más horizontal de la bola que una madera cinco -ésta más sencilla de mover-, Olazábal se abrazó a un juego primoroso a partir del hoyo 4, para embocar seis ´birdies´ y entregar un tarjeta con 65 golpes -5 abajo-, la mejor de la segunda jornada.

El golfista vasco, de 39 años, 22 títulos en el circuito europeo -incluidas dos chaquetas verdes en Augusta-, no gana desde el 2 de diciembre de 2002, aunque desde entonces ha rozado con las yemas de los dedos varios trofeos.

Olazábal, ya bien colocado para afrontar el fin de semana, le pisa los talones a Broadhurst, un inglés de 40 años y con un palmarés infinitamente peor, aunque atravesado el ecuador del torneo ha entendido perfectamente las exigencias de Pula, ayer difícil en los pisados ´greens´ y ante la aparición del viento.

Para el fin de semana Olazábal se ha convertido en el jefe del cotarro, hierro uno en mano -algo digno de ver-, con permiso de Broadhurst y sin menospreciar al francés Gregory Havret, que se mantiene en la sombra.

Las complicaciones de Pula son tales que aún permanece varado Sergio García, sexto mejor jugador del mundo y defensor del título, que ayer selló la misma cartulina que en el estreno -69 golpes, 1 abajo-. Junto a García figuran otro grupo de españoles que va por el buen camino en la competición mallorquina y que ansían ser protagonistas con su buen hacer en el torneo de Son Servera.

Así, José Manuel Lara se sobrepuso, gracias al hielo, al hinchazón de la mano y también es décimo, al igual que Jesús María Arruti, Miguel Angel Jiménez y Santiago Luna.