A algunos aficionados les ha llamado la atención que comentara negativamente la actuación de España contra Béligica, el pasado sábado, cuando, al fin y al cabo, había ganado y se aseguraba prácticamente su participación en la repesca para no quedar fuera del Mundial.

Hace tiempo que insisto en que es más importante el juego que los resultados ya que, a la larga, el primero garantiza los segundos salvo en casos puntuales y la actuación de la Selección en la primera parte de ese encuentro fue sencillamente deplorable.

De otro lado intento valorar el conjunto del papel que España está desempeñando en esta fase de clasificación y que, dado el grupo en el que milita, ha sido más bien penoso. Y suerte que nos jugamos el pasaporte ante San Marino, como lo hicimos hace años con Malta, porque no quiero pensar lo que pasaría si el rival de hoy tuviera un poquito más, solo un poco, de entidad.

Por si fuera poco y no tuviéramos bastante con la trifulca entre Vicente y Puyol,- distintamente alimentada y enfocada desde Madrid, Barcelona o Valencia- ya sale Luis Aragonés con eso de que si no llegamos a las semifinales de Alemania es un fracaso y él se marcha. Me temo, aunque lo diré en voz baja por las rarezas que se dan en el fútbol, que ya puede ir haciendo las maletas. Pero, tranquilos. Aquí no nos comemos a nadie, ni quemamos coches como ha sucedido en Camerún. Al contrario, pagamos soldadas millonarias para mantener una Selección mediocre y sobrevalorada.