Puerta ha tenido la sensación de volver a nacer al menos tres veces. La primera fue de niño, cuando durante un viaje con sus padres casi se asfixia con los gases del tubo de escape, que en vez de disiparse en el aire entraban a la parte trasera de la camioneta familiar.

La segunda fue en 2003, cuando abandonó un ascensor defectuoso sólo instantes antes de que se desplomara en caída libre desde el piso 19. La tercera llegó con el dopaje de 2003. Ahora, en Tokio, a miles de kilómetros de su país, parece estar al borde de la cuarta con la acusación de L´Equipe.