Ya piensan en la próxima expedición al Himalaya, la cordillera que aloja en su seno las catorce cimas más altas del mundo. El Everest, el techo del planeta (8.848 metros), será de nuevo, por la misma cara -la vertiente sur- y durante las mismas fechas el objetivo de Juan Antonio Olivieri ´Oli´, Tomeu Calafat, Tolo Quetglas y José María Álvarez ´Jopela´. "Tenemos una deuda con nosotros y también con Mallorca", aseguraba ayer tarde en Son Sant Joan ´Oli´, que al igual que sus compañeros apareció con algunos kilos menos de peso y los rostros curtidos por el sol y las bajas temperaturas (hasta 25 grados bajo de cero). Los familiares y amigos de los cuatro expedicionarios dieron la bienvenida al grupo de escaladores.

"Tenemos una deuda que cumplir y por parte del Consell habrá apoyo porque Mallorca debe estar arriba del mundo", manifestó Francesc Buils, conseller de Presidència del Consell en la recepción a los alpinistas en el mismo aeropuerto. Hoy al mediodía está prevista una audiencia en la sede de la institución insular en la que la presidenta Maria Antònia Munar recibirá a los expedicionarios. La aportación del Consell fue de 50.000 euros, además de la misma cantidad sufragada por Gesa y Sa Nostra.

Los cuatro montañeros mallorquines llegaron ayer a Palma después de que el 1 de abril iniciaran el viaje de ida hacia Nepal con la ilusión de ser los primeros alpinistas de la isla en pisar la cota más alta de la tierra. Las condiciones meteorológicas obligaron a descartar este propósito. Fue el 25 de mayo cuando se tomó la decisión "de mutuo acuerdo".

"Hemos hecho todo lo que hemos podido", subrayó Tolo Quetglas, que ejerció funciones de portavoz del grupo. "Hubo un momento que se vio la posibilidad de subir, pero no lo vimos claro", comentó el alpinista. "Algunos consiguieron llegar, otros acabaron lesionados y otros acabaron con graves congelaciones", explicó Quetglas en un tono de resignación.

"Ha sido uno de los años en los que ha subido menos gente", apostilló posteriormente Oli. La expedición ´Mallorca a dalt de tot´ llegó a instalarse hasta el campo III, ubicado a 7.162 metros. "La meteorología no acompañó", remarca el mallorquín ante el revés que supuso dar marcha atrás y desmantelar las tiendas para prevenir cualquier contrariedad. De hecho, Jopela abandonó a mitad de expedición a causa de un edema pulmonar, complicado con una neumonía, y esperó a sus compañeros en Katmandú (capital de Nepal).

"El peor día fue el que decidimos no subir, por nuestra integridad personal y por la de los sherpas de altura", reconoció Oli. "Lloramos por dentro", agregó cuando recordó esos instantes en los que el objetivo de hollar la cima del Everest se desvaneció después de mes y medio de preparativos, de ascensiones, ensayos y aclimataciones a la altura.

Quetglas resaltó que "nunca sabremos si la decisión de retirarnos fue la adecuada", ante la realidad de que queda esa inquietud que de haber arriesgado un poco más se hubiera logrado el propósito de alcanzar la ´Diosa Madre´.

Más de dos meses

En estas nueve semanas se han dado numerosas anécdotas entre los expedicionarios, que han podido compartir en el campo base de la cara sur del Everest, a casi 5.400 metros sobre el nivel mar, la compañía de numerosos montañeros de distintas nacionalidades. Ante la imposibilidad de llegar a la cima, Quetglas, Calafat y Oli participaron en la Tensing-Hillary Everest Marathon.

Fueron 42´195 metros de bajada desde el campo base hasta la localidad de Namche Bazar.