Con independencia de que, finalmente, el balance del ejercicio se corresponda con su presupuesto, la voluntad del Mallorca es colocarse en la mitad baja de la clasificación aún teniendo en cuenta que, probablemente, casi todos los clubs optarán por la misma medida: reducir drásticamente su volumen de gasto e inversión.

En términos muy concretos un presupuesto de rango inferior no necesariamente se apareja a una campaña gris. Pero las estadísticas dicen que, salvo en posiciones muy próximas, la clasificación final del campeonato de Liga no ofrece altibajos muy apreciables entre los puntos obtenidos y el coste de las plantillas.

El Madrid no ganó nada pese a tener el presupuesto más alto de la Liga, pero no es menos cierto que, con excepciones que confirman la regla como las del Celta y la Real Sociedad o el Español, los equipos peor clasificados fueron los de economía más modesta y, sobre todo, ninguno de ellos rozó la clasificación europea tras la finalización del ejercicio.

Naturalmente hablamos sobre conceptos relativos y el Mallorca cuenta con la ventaja o desventaja de no tener que competir la próxima temporada en las citas continentales, lo que le permite ahorrar un buen capítulo de gastos y casi ningún ingreso en esta parcela, como pudo observarse en el anterior ejercicio. La Copa de la UEFA es una ruina, salvo para un par de equipos, justo los que llegan a la final de este segundo torneo europeo.

En definitiva, no es que haya una relación directa entre presupuesto y resultados, pero tampoco hay que desechar la orientación que, tanto en el orden deportivo como social, representan unos millones de más o de menos.