Ayer se vivió un día de locos en el club mallorquinista, con negociaciones a múltiples bandas, presentaciones y la presencia, para rematar, del hombre más buscado en el lugar donde muy pocos le esperaban, en Son Bibiloni.

De buena mañana, Mateu Alemany ya sabía que tenía una agenda apretada. Antes de recibir a Joan Laporta, se desplazó hasta Portals para almorzar con un vecino ilustre de esa localidad, Florentino Pérez. Había que consensuar la estrategia que debían seguir ante esa visita ilustre.

Tras dar buena cuenta de un tentempié en 'Wellies', se dio por concluida la reunión reducida y se desplazaron a un hotel de la zona, donde esperaban ya el presidente y el director general del Barcelona, Joan Laporta y Sandro Rosell, a quienes había recibido en el aeropuerto el jefe de relaciones externas del Mallorca, Joan Frontera.

Paralelamente, en Son Moix aparecía un rostro conocido con pinta de futbolista. Y era Marcos Vales, que acababa de firmar su contrato como jugador rojillo. Los periodistas, haciendo guardia por el tema Etoo, se encontraron con un fichaje.

Tras las calabazas a Laporta, Alemany continuó con el ritmo frenético. Explicó al abogado de Etoo el estado de la cuestión, y que al jugador más le valía olvidarse del Camp Nou.

Acabó la conversación y el presidente se fue a Son Bibiloni. Allí presentó a Vales, dejó las cosas claras -en castellano- sobre el tema Etoo y, al tiempo que él hablaba, el hombre del momento aparecía y saltaba al césped para entrenarse, aunque con cara de pocos amigos, con el Mallorca, tres días antes de lo anunciado, con el consiguiente revuelo. Los aficionados quieren conocer qué piensa pero... mala suerte. Ayer no le tocaba hablar.