El Real Mallorca vuelve a vivir una nueva crisis en sus altas esferas. Ayer quedó patente que se ha producido un cisma en el seno del Consejo de Administración rojillo provocado por las discrepancias en la filosofía 'empresarial' de la entidad entre el máximo accionista, Bartolomé Cursach, y el presidente de la institución, Mateu Alemany.

La diferente visión de cómo tratar los nuevos fichajes, así como las divergencias en las inversiones a realizar para reforzar al equipo han encadenado una situación de ruptura en la cúpula dirigente bermellona.

En la tarde noche de ayer fue manifiesta la convivencia de dos corrientes contrarias en el máximo órgano rector. La convocatoria de un consejo de administración -en el club se habla de reunión informal- al que acudieron incluso los dos representantes del Grupo Zeta, propietarios hace un año de la casi totalidad de las acciones del Real Mallorca, demuestra que no hay unanimidad en la directiva mallorquinista. Marcel.lí Socias y Agustín Vitorica se desplazaron desde Barcelona hasta Son Moix por una "simple reunión vespertina" como señaló un miembro del Consejo, integrado por catorce personas.

Nadie del grupo Cursach

Bartolomé Cursach, su hija Sonia, Mateu Palmer y Joan Tolo Seguí, que controlan alrededor de un 42 por cien de las acciones del capital social de la sociedad anónima deportiva fueron, junto a Vicenç Rotger -anunció su ausencia por estar de viaje-, los únicos que no acudieron a la "reunión habitual".

En la planta noble del estadio Son Moix estuvieron, además de Mateu Alemany y los dos consejeros vinculados al Grupo Zeta, Miquel Vaquer, Francisca March, Vicenç Grande, Ignasi Esteve, Álvaro Delgado y Miquel Dalmau, que no faltaron a una cita en la que también se trató el futuro de Samuel Etoo.

Es este asunto el que también ha distanciado a presidente y máximo accionista. Cursach es más partidario de que el internacional camerunés recale en el Barcelona y así tener en Palma al argentino Javier Saviola, mientras que Alemany se arrima más al Real Madrid. Un simple botón de muestra de las posturas antagónicas que se viven en el Real Mallorca.

A la espera de acontecimientos

Este enfrentamiento y choque de políticas ha rebotado al resto del Consejo de Administración, que inicialmente se ha colocado del lado de Alemany. El máximo ejecutivo de la institución es uno de los culpables directos de que los hoteleros aportaran 3'5 millones de euros a la Fundació Reial Mallorca, del apoyo del Govern o de la aceptación de algunos consejeros a entrar en este nuevo proyecto, que se inició hace apenas once meses con una ampliación de capital tras vender gran parte de sus acciones el Grupo Zeta.

Una de las razones de la convocatoria de ayer es buscar un punto de inflexión a esta nueva coyuntura, o en el peor de los casos que las opiniones contrapuestas encuentren una vía diplomática para ser superadas. "Hay que hacer un esfuerzo para convivir en la discrepancia", señalaba antes de la reunión un miembro del máximo órgano rector del Real Mallorca.

Y es que Alemany sigue en su política de no lanzar la casa por la ventana ante el temor a un fuerte déficit o ante la eventualidad de un descenso a Segunda División.

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El dato

Cursach lleva nueve meses con las acciones en venta

El máximo accionista del Real Mallorca anunció el pasado mes de octubre que ponía a la venta sus acciones apenas dos meses de haber irrumpido en el consejo de administración de la sociedad anónima deportiva. El empresario del ocio pedía la misma cantidad invertida, alrededor de 5'4 millones de euros, y la única condición es que el comprador o grupo de compradores fueran mallorquines. El cisma abierto en las últimas semanas no hace más que levantar las suspicacias y las posibilidades de que la salida de Cursach pueda producirse. La marcha de Mateu Alemany se apunta como complicada en esta nueva tesitura en la que subyace el club.