La concentración griega amaneció ayer como si nada hubiera pasado. Salvo el buen humor, no había ningún dato que pudiera hacer pensar que mañana disputarán la final.

El 'mariscal' Otto Rehhagel lo había advertido tras el triunfo ante la República Checa en semifinales el jueves. "Las familias pueden ir al hotel y lo celebraremos todos con un vino. Pero a partir de mañana -ayer viernes- pensaremos en la final". Los jugadores griegos creen al pie de la letra lo que les dice el 'rey Otto': "En el fútbol moderno el mejor es el que gana".