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Andreu Seguí, historiador: "El corsario es una especie de armada paralela a la oficial"

El historiador y profesor mallorquín acaba de publicar un libro, fruto de sus tesis doctoral, en el que explica la historia del fenómeno corsario en Balears en el siglo XVI

Andreu Seguí posa para esta entrevista

Andreu Seguí posa para esta entrevista / P. Estelrich

Su libro lleva por título Las Baleares frente al corso. ¿Qué entendemos por corsario?

Un corsario es un navegante que obtiene un permiso del rey para poder ejercer una actividad violenta contra los enemigos del reino. Enemigos de tipo político o cultural como pueden ser los feligreses de otras religiones.

Corsario y pirata son, pues, diferentes.

Sí, pero no del todo, pues el pirata lleva a cabo la misma depredación, pero la aplica contra quien le convenga a él, por sus intereses económicos o ansias de obtener riqueza y sin ningún tipo de aval del país. En cambio, el corsario también lleva a cabo una depredación, pero con el consentimiento real; el corsario es una especie de armada paralela a la oficial.

¿De ahí lo de «patente de corso»?

En efecto, esa patente era un documento que le autorizaba a actuar contra el enemigo, no contra cualquier nave ni lugar.

Y las naves que utilizaban ¿de quién eran?

De particulares, de los mismos corsarios, no de la casa real. La propiedad de las embarcaciones se dividía en partes, normalmente cuatro, y después se buscaba un capitán o patrón para que la dirigiera. Sobre los beneficios se realizaba un reparto proporcional al dinero invertido y se entregaba una cantidad llamada «quinto real» a la monarquía. A veces, incluso el rey, cuando quería favorecer esta práctica, renunciaba a ese impuesto.

¿De dónde viene la palabra corsario?

Viene de la palabra italiana corsaro, que a su vez deriva del latín medieval cursus, que significa «curso» o «carrera», pues cursus hacía referencia al acto de navegar o recorrer el mar.

¿Podemos hablar de corsarios en los dos sentidos, de aquí hacia fuera y al revés?

Esta es una cuestión que me gusta aclarar en mis textos: Balears, en el siglo XVI es atacada pero también es atacante. Y en este sentido, en menor medida, podríamos decir que nuestros corsarios actuaban, en cierta manera, de forma artesanal, pues los grupos de embarcaciones que formaban una flota corsaria eran muy pocas, dos, tres o cuatro como máximo.

Entiendo que pocas naves iban solas, por libre.

Normalmente, iban en grupo por tal de minimizar el riesgo y poder defenderse.

Y esas embarcaciones ¿por dónde se movían?

Tanto en el de aquí como en el musulmán existía cierta especialización. En el siglo XVI, a los corsarios desde Balears les interesaba más la captura de esclavos que la de bienes, para así poder tener mano de obra barata. No interesaba tanto ir contra embarcaciones armadas, como las francesas, por ejemplo, por el peligro que esto implicaba, sino que preferían atacar a naves menos dotadas y llegar hasta las costas africanas. Pero no hacen nada que no hicieran los corsarios turcos, que llegan a nuestras costas, más para obtener provisiones que para atacar sin ton ni son. Esos grandes ataques que han llegado hasta nosotros y que articulan algunas fiestas patronales son escasos. Lo que se conmemora en estas fiestas tipo «moros y cristianos» es la capacidad de resistir de un pueblo.

¿Y dónde situamos a Dragut vencido en Pollença?

Dragut, uno de los líderes del corso otomano, quiso terminar en Pollença una campaña que llevó a cabo por todo el Mediterráneo, burlando incluso a los servicios de inteligencia de la monarquía hispánica, que pensaban que bordearía la costa del norte de Italia y en cambio navegó por la costa norte africana. Lo sorprendente es que él lideraba una flota de veintidós galeotes en noche de luna llena, pero al ser tan hábil, llegó sin ser visto. Pero se encuentra con una resistencia de los habitantes isleños que le obligan a retroceder. Dragut es, sin duda, uno de los grandes navegantes que ha tenido el Mediterráneo.

¿Hasta cuándo es vigente el elemento corsario?

Después de la Guerra de Crimea, a mediados del siglo XIX se empiezan a firmar acuerdos para abolir el mundo corsario. Pero España y Méjico no los firman hasta 1907. Era una manera de no implicar a la Armada de manera directa en la defensa de los intereses del reino.

Y si una persona dejaba de ser corsario ¿cómo se le veía socialmente?

Pues de manera normal, incluso muchos que se enrolaban en una expedición concreta tenían sus trabajos y volvían a ellos al terminarla. Era una actividad económica como cualquier otra.

Ha citado a México, con lo que podemos deducir que el fenómeno corso no fue específico del Mediterráneo.

Aquí se enmarca en una especie de cruzada entre cristianos, representados mayoritariamente por la monarquía española, y musulmanes, representados por el imperio otomano. En otros lugares, el marcado acento religioso no se da con esta intensidad, sino que es más de tipo económico y político.

¿Qué les ocurría a los atacantes que eran vencidos y capturados?

Eran tratados como esclavos, para venderlos o como moneda de cambio, pues era la manera de sacar provecho a la victoria. Por otra parte, se dan casos en los que algunos esclavos, con el tiempo, se convierten en personas de confianza de sus amos y otros que consiguen su libertad y rehacen su vida junto a los que les apresaron.

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