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Miguel Fernández, biógrafo de Luis Eduardo Aute: «Aute no va a parar de darnos sorpresas en el futuro»

Miguel Fernández, biógrafo de Luis Eduardo Aute: «Aute no va a parar de darnos sorpresas en el futuro»

Miguel Fernández (Granada, 1962) es un periodista de larga trayectoria que ha biografiado con éxito a Amparo Muñoz, Waldo de los Ríos, Mari Trini y, en su esfuerzo más reciente, a Luis Eduardo Aute con Me va la vida en ello.
Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿Qué canción de Aute le viene a la cabeza?»
Me va la vida en ello, porque es el retrato más perfecto de su compromiso con una actitud ética como forma de vida. «Quiero que me digas amor, que no todo fue naufragar, por haber creído que amar, era el verbo más bello».
Los artistas son aburridos, con Aute como excepción.
Incluso Aute se muestra como un detractor del aburrimiento, se burla de considerar su actividad como soporífera en Autotango del cantautor, con ese «¿Qué me dices, cantautor de las narices?».
Entonces, había tienda y trastienda en Aute.
Sabía que ocurría en ambas, en la vida y en el entorno artístico, desde una actitud crítica y una mirada irónica para fabricar canciones que nos hicieron tan felices.
Es el único artista que me ha llamado tras escribirle una crítica.
No me sorprende, porque era educado, amable y cercano. A la hora de atender a un periodista o con cantantes noveles que le pedían una segunda voz, una portada...
La serenidad de Aute.
Es otra constante al describirlo, pero tuve la oportunidad de preguntarle en una entrevista por su tono de voz sereno, y me replicó que «la tormenta va por dentro».
¿Cree que acertaba con ese interior atormentado?
Sí.
‘Las cuatro y diez’ es el tardofranquismo en tres minutos dignos de Gil de Biedma.
Con todos los guiños cinematográficos, con tres escenas superpuestas del pasado, presente y futuro en una proeza narrativa. Excede la canción popular, implica al oyente con el interrogante «¿te acuerdas?» Aute es el gran cantante de los últimos cincuenta años, un ejemplo de tolerancia y coherencia.
‘Al alba’, delicadeza frente a la crueldad.
Miguel Ángel Blanco, los fusilamientos franquistas o el 11M. Siempre que el país se halla en una encrucijada, vuelve Al alba como referente. Escuchas «vendrá la noche más larga», de 1975, y te estremeces como si la hubiera compuesto ayer. Aute es un artista gigantesco que brillará mucho más, no va a parar de darnos sorpresas en el futuro.
¿Alguna de sus canciones como ‘Una de dos’ serían hoy canceladas?
Depende, solo si él no hubiera tocado las letras, que iban evolucionando como ocurre en La belleza. Con Una de dos roza lo políticamente incorrecto, pero hay que situar el «dos de quince» en su tiempo.
Escuchamos las letras de Aute cada vez.
Es imprescindible hacerlo porque logra una fusión perfecta de música, letras, poemas, reflexiones. Le pidieron que se definiera ideológicamente. «Soy sentidocomunista».
¿Cuál es su relación con Aute?
Lo traté como periodista, bastante como tú, en promociones, lo presenté en un pregón. Me pintó un beso que escondí en un libro y nunca he podido encontrar. Sobre todo, he tenido acceso a las grabaciones con Teddy Bautista que iban a destinarse a un libro.
Ha retratado usted también a Amparo Muñoz, el mito más bello del mundo.
Bellísima. Trabajamos ochos meses juntos en el primer libro, y me arrepiento de no haberla admirado más. Era humana y cercana, estaba muy enferma sin perder atractivo. Con su cigarro era Greta Garbo, delicada, con un corazón y un pensamiento tan puros.
Ya sabe que discrepamos en su pretensión de convertir a Amparo Muñoz en símbolo feminista.
Ni yo la he convertido ni lo fue. Solo pretendo que veamos con ojos de hoy la vida de personajes a los que no hicimos justicia en su tiempo. Amparo Muñoz no puede quedar como símbolo de machismo y explotación, si Jane Fonda y Angela Davis quisieron contar con ella como símbolo feminista, cuando renuncia a Miss Universo.
Amparo Muñoz no es su única reivindicada.
Además de Amparo, también está la cancelación y el edadismo de Mari Trini, que desaparece de un plumazo en los ochenta, o la homofobia con un Waldo de los Ríos por quien suspiraba Kubrick. Qué mal nos portamos con todos ellos.
Francamente, Aute no deja sucesor.
Me duele la frase hecha lorquiana, pero tardará mucho en nacer otro, porque con Aute rompieron el molde. Normalmente el artista no soporta al personaje o viceversa, pero aquí estaban perfectamente ensamblados. Su disposición magnífica, tan comprometido y con tanta clase.
De ahí el homenaje en su última hora.
El día en que Aute muere, se convierte en trending topic mundial en pleno confinamiento por la pandemia. A las ocho de la tarde, una multitud sale a cantar Al alba. Las personas que vienen a que les firme el libro traen una postalita, un recuerdo del cantante, su memoria ha desatado un fetichismo.
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