Sonia López Maestro, escritora: “El Premi Ciutat de Palma me ha impulsado, me ha dado alas”

La ganadora en novela en castellano ha presentado su libro, 'La nieve cubrirá todas las cosas', este lunes en la biblioteca de Cort

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B. Ramon

Montse Terrasa

Montse Terrasa

Palma

Sonia López Maestro (León, 1975) ha vuelto a Palma para hablar de La nieve cubrirá todas las cosas (Editorial Sloper), con la que ganó el Ciutat de Palma de novela en castellano tras la anulación del premio concedido a otra novela ya publicada. La precipitación con la que la avisaron, solo tres días antes de recoger el galardón, hizo que no supiera nada de la polémica hasta llegar a la gala de entrega. La historia que escribió surgió durante un viaje en avión, en el que una mujer mayor, cercana a los 90 años, le contó cómo había sido su vida, “una historia de superación brutal” gracias a la ayuda de la señora para la que trabajaba. Ese relato fue la inspiración y el confinamiento por covid se presentó como el momento propicio para ponerse a escribir. Este pasado lunes la ha presentado en la biblioteca de Cort.

La nieve cubrirá todas las cosas es el debut en novela de esta autora, licenciada en Filosofía y Letras, que desde niña ha querido escribir, pero que hasta esta obra solo había publicado relatos. López Maestro, sobrecargo de una compañía aérea, tenía confianza en este texto sobre “mujeres reales con problemas de verdad”, con el que llegó a ser finalista del Premio de Novela Fernando Lara y que había presentado en más certámenes con el propósito de que llegara a ser publicada. La escritora afirma que saber que fue la segunda opción en el premio literario de Ciutat no le ha restado ilusión y que está agradecida al jurado por haberse fijado en su obra y al Ayuntamiento por permitirle elegir editorial, la mallorquina Sloper, con la que ya ha agotado la primera edición. “El Ciutat de Palma me ha impulsado, me ha dado alas”, añade. 

Fue durante un vuelo a Tenerife, justo antes de la pandemia, cuando le pidieron que se sentase junto a una mujer mayor con pánico a volar. La escritora, que trabaja como sobrecargo de una aerolínea, empezó a hablar con ella y en un momento, la anciana, ya más tranquila, empezó a explicarle su vida. “La señora venía de un estrato social bastante bajo, tampoco es que hablase ni se expresase muy bien, pero bueno, me contó que había entrado a trabajar para una familia y con esa familia había estudiado, había hecho un grado escolar de aquella época. Digamos que se había preparado como para salir al mundo, tener un estatus que le permitía casarse y tener hijos”, recuerda Sonia López Maestro. “Y me pareció muy inspirador, tanto como para que fuese el personaje principal de mi novela, realmente. Lo que pasa es que yo sí tenía claro que no quería invadir la intimidad de nadie”, añade la escritora. 

La novela se sitúa en la España de los años 60 del siglo pasado y habla de mujeres que se ayudaban entre ellas, que sacaban adelante a sus familias, a sus hijos, llevando un salario a casa. “El feminismo no nos lo hemos inventado nosotras, el feminismo se lo han inventado nuestras abuelas, que a su manera fueron las precursoras, porque era gente muy humilde, sin posibilidad de estudiar, porque ahora mismo mujeres de 90 años en España con carrera universitaria son muy pocas, y salían adelante”, señala.

Otra de las premisas a la hora de escribir la novela es que quería que fuera una historia con bondad. “Creo que estamos viviendo unos tiempos un poco feos en general, a nivel mundial. Yo tenía claro que también, aparte de ser una historia sobre una mujer real y sobre problemas reales y cómo hacer frente a eso, quería tratarla desde la parte buena, no desde lo oscuro. Leo mucho y hay mucha literatura oscura y fea, de acabamientos del mundo”, explica la novelista.

Cuando el relato de esa nonagenaria le impactó, López Maestro estaba trabajando en otra novela, una histórica sobre los vidrieros de la catedral de León, para la que se había estado documentando. Ese proyecto sigue a la espera, porque ahora está escribiendo otra historia basada en su madre, fallecida hace unos años. “Se leía dos libros diarios, su casa es una biblioteca y los cuatro hermanos somos de letras -mi padre era de ciencias puras- y creo que es porque la veíamos leer, porque las conversaciones en casa eran de literatura o de historia y, al final, todos tiramos hacia ahí. Y yo no soy la primera, mi hermano mayor es poeta. Creo que hay una influencia importante de mi madre y que se lo merece”, afirma la escritora. 

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