Fabian Scheidler, periodista: «Solamente quinientas corporaciones mundiales controlan ellas solas las dos terceras partes del comercio global»
Es periodista, trabaja por cuenta propia y publica en cabeceras como Le monde diplomatique o Berliner Zeitung. Acaba de publicar su último libro ‘El fin de la megamáquina’, que presentó en Mallorca hace unos días

Fabian Sheidler, autor del libro ‘El fin de la megamáquina’, posa para este diario. / B. Ramon
¿Qué entiende por megamáquina?
En este caso se trata de una metáfora para definir el sistema social que hemos desarrollado en los últimos quinientos años que, incluso de manera violenta, se ha esparcido por todo el mundo y que es el responsable de las diferentes crisis que padecemos hoy, sobre todo la climática y la eco-social.
¿Un libro más sobre la crisis del capitalismo?
Espero que no, que aporte algo nuevo, como por ejemplo la manera de entender el capitalismo, no solamente como un sistema económico que no funciona, sino también como un sistema militar e ideológico que lleva funcionando desde hace cinco mil años.
¿Era necesario remontarse tan atrás en la historia para entender lo que pasa?
En el libro voy hacia atrás para así poder profundizar en las raíces de este sistema que nos domina. Piense que hace milenios se crearon las bases para que pudieran existir sociedades comerciales o instituciones que hoy se demuestra que dominan el mundo. Le daré un dato: solamente quinientas corporaciones mundiales controlan ellas solas las dos terceras partes del comercio global y el cuarenta por ciento de la producción económica total. Y precisamente esas instituciones dominantes son incompatibles con los límites biofísicos del planeta, pues desde su naturaleza sistémica necesitan crecer de forma ilimitada, gastando los recursos de la tierra, que son limitados.
En alguna referencia sobre su libro he leído que intenta escribir una «historia psicológica del capitalismo». ¿Tiene alma la riqueza?
El capitalismo no tiene ni entiende de almas. Lo que sí ha hecho el capitalismo es modificar profundamente la manera que, como colectivo, tenemos de ver el mundo.
Usted habla de ‘El mito de Occidente’.
Sí, una expresión que he creado para definir la manera descontrolada que ha tenido el mundo occidental de dominar todo el planeta. Una manera que está a punto de resquebrajarse.
¿Es este libro un manual para la resistencia?
(Sonríe) Podríamos decir que sí, pero es también un manual de historia, pues conociendo lo que hemos hecho para llegar aquí será más fácil actuar y modificar la situación.
Las políticas europeas van hacia otro camino.
Y con ello, contribuyen a acelerar la crisis estructural de occidente. Mire por ejemplo cómo reacciona el llamado «occidente» ante el conflicto de Gaza. Y la doble moral que aparece al ver cómo se apoya a Ucrania. En un caso aplicamos el derecho internacional y en el otro no.
¿Qué sentido tienen las guerras en la edad moderna?
Sentido no han tenido nunca, ahora bien, las que tenemos actualmente, y vuelvo a Gaza y Ucrania, pueden definirse como guerras geopolíticas, conflictos entro dos países. Y eso nos lleva a indicar que el liderazgo de Estados Unidos, garantes otro tiempo del poder, está en crisis. No lo admiten, pero debilitando a Rusia ante Ucrania, pretenden consolidar su hegemonía, que poco a poco está en entredicho. También admiten, con la boca pequeña, que militarmente es imposible que Ucrania gane esa guerra y por eso, ahora tiran hacia unas negociaciones.
En un reciente artículo usted ha escrito: «La UE socava la diplomacia en Ucrania para transformar el estado de bienestar en un estado belicista». ¿Pone Europa trabas al proceso de paz?
Absolutamente. Gran Bretaña, Francia y Alemania, como líderes, quieren boicotear la paz. Es así de claro.
¿Es una utopía ser pacifista?
Tendrá sentido ser pacifista cuando los europeos estén dispuestos a hacer concesiones. Según encuestas recientes, la mayoría de la población alemana, que es la que conozco de primera mano, está a favor de los acuerdos que lleven a la paz en el conflicto centre Rusia y Ucrania. Por tanto, los intereses de la población no están representados en el gobierno.
¿Cómo unir defensa militar y justicia social?
El rearme que vemos en Europa es incompatible con los estándares de justicia social. Mucho dinero que se dedica a la fabricación de armas estaba destinado al bienestar social.
Usted habla de justicia eco-social. ¿Puede explicar el concepto?
Con esta expresión intento decir que la explotación del planeta incide directamente en la manera de ser de la sociedad y con ello se desmoronan los valores o las bases sociales.
¿Vamos hacia el colapso?
Si continuamos creyendo en el crecimiento ilimitado, sin duda vamos hacia el colapso. No en un colapso que como un tsunami lo destruye todo de golpe, sino que poco a poco iremos hacia un punto de no retorno, caótico. Tenemos el ejemplo anterior de la destrucción del imperio romano, que no fue de un día para otro, sino que duró décadas.
¿Hay esperanza?
Toda vida es imprevisible, por eso no hay justificación para el pesimismo.
Usted publica en cabeceras de prestigio como Le Monde diplomatique o Berliner Zeitung. ¿Cuál es el papel que deben jugar los medios de comunicación?
La concentración extrema de medios no es una buena noticia. Un sesenta por ciento de los medios alemanes están en manos de unos pocos grupos mediáticos y por tanto se pierden líneas de información.
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