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Léa Vicens, rejoneadora: «Torear en Mallorca es algo muy emotivo por ser la tierra de mis ancestros»

Constancia, esfuerzo, empeño y mucho sacrificio son algunas de las virtudes que le han hecho erigirse como una de las rejoneadoras más importantes de la historia de la tauromaquia

Léa Vicens  en el ruedo.

Léa Vicens en el ruedo. / E. PORCUNA

Palma

Torera a caballo, francesa, pero con raíces mallorquinas. A sus 24 años irrumpió en el mundo del rejoneo, refrescando este arte ecuestre con una capacidad, personalidad, doma y temple innato. Licenciada en Biología por la Universidad de Montpellier. Vicens tiene sus metas muy claras. Constancia, esfuerzo, empeño y mucho sacrificio son algunas de las virtudes que le han hecho erigirse como una de las rejoneadoras más importantes de la historia de la tauromaquia.

Diario de Mallorca entrevista a la amazona rejoneadora para conocer de primera mano lo que supondrá su presentación en la isla, en la corrida mixta del Domingo de Ramos en Inca, en la que se lidiarán astados de Miura, alternando junto a dos matadores de toros banderilleros.

De apellido, Vicens, para quienes desconozcan sus orígenes; ¿cuál es el vínculo que, desde que nació, le une a Mallorca?

El apellido Vicens es por parte de mi padre. Mi bisabuelo y toda mi rama paterna son mallorquines, de Sóller. Más concretamente, del Port de Sóller. Por lo tanto, mis raíces son mallorquinas.

Es curioso que, a lo largo de toda su carrera, y teniendo en cuenta su arraigo con la isla, aún no haya toreado en ninguno de los cosos mallorquines. ¿Qué supone para usted la presentación en Mallorca el Domingo de Ramos en Inca?

Aparte de ser un territorio taurinamente desconocido para mí, es algo muy emotivo por ser la tierra de mis ancestros. Se mezclan sentimientos taurinos y personales. Mi lado más humano. Feliz, porque cabe la posibilidad de encontrarme con algún primo mío, quizás. Ojalá.

El día del festejo, previo a torear, durante el día, ¿qué tiene por costumbre hacer?

Por la mañana me encanta ir a ver los caballos, donde los mozos se ocupan de trenzarlos, para luego supervisar el estado del piso de plaza y comprobar así si la arena del ruedo está en condiciones óptimas para mi cuadra. Dedico tiempo en verificar en qué condiciones se encuentra para evitar accidentes, caídas e imprevistos durante la lidia. Seguidamente me quedo en el camión observando a los caballos mientras que mi cuadrilla se va al sorteo y apartado de los toros. Yo nunca voy.

¿Es supersticiosa?

No, pero hay hechos que me molestan mucho como son los comentarios inoportunos. Por ejemplo, el que alguien, de manera imprudente y, sin ser preguntado, me diga que va a llover o que ciertas reacciones de algún toro que ha visto en los corrales no le han gustado, no solo me molestan, sino que llego a alterarme. Motivos por los que intento evitar el contacto con mucha gente antes de torear.

¿Considera que marca alguna diferencia con respecto al resto de rejoneadores?

Yo tengo mi propio estilo y mi propia personalidad. No soy ninguna copia de nadie. Mi concepto está basado en el respeto al toro, al caballo y al público. Dentro del clasicismo, realizo el toreo con mucha elegancia, con mucha finura. Porque esto es un arte, no es un deporte, no es una guerra, no es un combate. Es una danza, y la danza es y debe ser elegante, ante todo.

El toro, ¿distingue si quien está montado a caballo es hombre o mujer?

No, no, para nada. El toro no sabe a quién tiene frente a él. Es el argumento que empleo siempre cuando me preguntan sobre el feminismo.

¿Y el caballo?

No sabría decirle si reconoce o no si es hombre o mujer, pero detecta el tacto en un segundo. Sabe perfectamente quién tiene buen tacto para con él y quién no. Los caballos míos no los monta nunca nadie. Al igual que un buen instrumento de música que está perfectamente afinado no se permite que luego nadie lo toque, lo mismo me sucede a mí con mis caballos.

¿Y los compañeros? ¿Ha experimentado usted el rechazo de alguno de ellos a la hora de querer compartir cartel por ser mujer?

Sí, por supuesto que sí, pero al final el toro pone a cada uno en su sitio y, muchos de ellos han desaparecido del circuito. Cosas del karma. Algunos se han negado a compartir cartel conmigo, otros se han negado a salir a hombros conmigo. Actitudes que, yo deduzco, son fruto de sus propias inseguridades y temores.

¿Considera que en el mundo del toro persisten ciertos aires y actitudes machistas?

Personalmente, no lo he sentido. Reconozco que, con anterioridad, sí las ha habido, pero yo solo puedo testificar que he sido tratada por igual. Nunca he dado motivos para que mis compañeros se quejen de mí. He trabajado duro y he obtenido resultados que son merecedores del respeto de la mayoría. Uno de mis mayores orgullos es que un figurón del toreo a caballo como es el navarro Pablo Hermoso de Mendoza manifestase en una entrevista que yo era una competencia para él. Para mí ese es el mayor elogio que haya podido decir nadie sobre mí.

En el mundo del toro siempre se cita a Francia como un referente y un ejemplo a seguir en ciertos aspectos de la tauromaquia. Dígame, con sinceridad, ¿España o Francia?

España, rotundamente. En Francia sí hay una solidaridad que no hay en España, pero el territorio taurino francés se limita a una decena de ciudades taurinas, concentradas en la costa sur, mientras que España es un territorio nacional taurino entero, de norte a sur.

Y, de ambos países, ¿cuál considera que es su plaza talismán?

De Francia, casi todas. Y de España, Madrid, entre otras. La plaza de Las Ventas es la que me ha dado mayor credibilidad.

¿Qué desea que ocurra el día 13 de abril en Inca?

Desearía que la plaza se llenase de un público con ganas de toros. Me encantaría que fuese una fecha para el recuerdo, sobre todo para el público. Ante todo, pienso en la afición, merecedora de su cultura, de su identidad y de su historia taurina.

¿Qué meta le queda por alcanzar?

Me queda mucho por hacer. El que crea que ha llegado a lo más alto, está en el principio del fin. Diariamente entreno para innovar en las diferentes suertes.

La faena soñada, ¿está por llegar?

Yo no espero la faena perfecta porque no existe.

Llegado el momento de la retirada; ¿se marcharía en silencio o a modo de gira de despedida?

Cuando usted pregunte lo mismo a todos mis compañeros que son más mayores que yo, entonces le contestaré.

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