Crítica

Propaganda vestida de neutralidad

Nando Salvà

'Septiembre 5'

Es difícil no considerar Septiembre 5 como un ejercicio de propaganda proisraelí pese a que su guion fue escrito antes del inicio del genocidio en Gaza. La película contempla al equipo televisivo que cubrió el atentado palestino de los JJOO de Múnich 72 y que acabó con la muerte de ocho israelíes; es la misma tragedia que Steven Spielberg exploró en Múnich (2005), pero esta reflexionaba sobre cómo la violencia corrompió el alma de ambos bandos y aquí Tim Fehlbaum se muestra casi desesperado por fingir distancia apolítica y neutralidad periodística, como si fuera posible.

Septiembre 5 es un thriller muy eficaz, que nos sumerge dentro de una sala llena de profesionales que se adaptan constantemente a nuevos datos y toman decisiones veloces para informar en tiempo real de un hecho histórico, y entretanto sostiene que aquella cobertura difuminó la frontera entre periodismo y espectáculo, y significó el fin de la ética y los ideales en la profesión.

El problema es que para ello retrata a los palestinos como terroristas monstruosos y a los israelíes como víctimas pasivas sin explicar causas ni aportar contexto, y eso supone no solo que adopta las prácticas narrativas que critica, sino también que se entrega a la tarea de justificar y legitimar la brutalidad israelí.

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