El cómic mallorquín entra en el Festival Internacional de Angoulême por la puerta grande
Los historietistas Max, Pau, Bartolomé Seguí, Gabi Beltrán, Toni Galmés, Bàrbara Alca y otros de la isla participan en la ciudad francesa en el encuentro del sector más importante de Europa, donde España es el invitado de honor

Max, Pau y Toni Galmés este jueves en el festival / .
Entre el enorme barullo visual de coloridos carteles que anuncian exposiciones, actividades, revistas y libros de cómics en Angoulême, resalta uno por estar «fuera de la norma, hecho con sobriedad y un fondo blanco, que apenas se usa», según describe su autor, Max. Es el cartel de España como país invitado al Festival Internacional de Cómic de la urbe francesa, el más importante de Europa y uno de los más destacados del mundo.
El viñetista afincado en Mallorca, el primer Premio Nacional de Cómic, fue elegido para reflejar el lema español, Talento en Viñetas, a través de su característico estilo, un dibujo «sencillo, que no simple», apunta.
No es el único isleño que ha entrado por la puerta grande en esta 52 edición del evento, ya que Bartolomé Seguí participa junto a Francesc Capdevila (Max) en la exposición de todos los Premios Nacionales desde que el ministerio de Cultura los impulsó en 2007, Pau protagoniza una muestra de autores españoles que triunfan en Francia y Bàrbara Alca forma parte de la colectiva titulada Constelación gráfica, centrada en nueve mujeres viñetistas.
Además, están Gabi Beltrán en una mesa redonda referente a los lenguajes del cómic, Toni Galmés en una batalla de dibujo y un taller para enseñar a retratar uno de sus personajes, y otros ‘comiqueros’ procedentes de sa Roqueta para dar a conocer su obra en un festival que será visitado hasta el domingo por alrededor de 200.000 personas de todo el mundo.
Los inicios
Muchos de los mallorquines también firmarán ejemplares a sus seguidores, como Pau, con una apretada agenda de dedicatorias dibujadas. Ya queda lejos 1996, cuando acudió por vez primera a Angoulême. «Fui con mi carpeta de dibujos porque estaba empezando y me habían dicho que en Francia se podía vivir del cómic. No sabía cómo funcionaba nada, pero allí vi que es una profesión respetada, que no quieren dibujos sueltos, sino proyectos, y que era básico aprender francés, ya que no hablaban español ni inglés».
Pau regresó al año siguiente y el primer cómic que trató de vender a alguna editorial fue Atlas & Axis. «A nadie le interesó y, aunque los demás años llevaba otros, siempre volvía a insistir con este, hasta que en 2009 gustó y lo publicaron», tal como rememora sobre la saga que se convirtió en un éxito y ha sido traducida a 12 idiomas, un hito que no ha alcanzado ningún otro autor de cómics de Balears.
Una de las cuatro exposiciones organizadas por el ministerio de Cultura es interactiva y tiene una treintena de páginas de la saga de Atlas & Axis. «Es lo más especial para mí de esta edición del festival, ya que es una ocasión única para que te descubra muchísima gente. De hecho, la editorial francesa ha reeditado el cómic debido a que las ventas aumentan enormemente», se congratula quien picó mucha piedra y llamó a puertas sin cesar durante más de una década. «Los que conocí cuando empecé eran becarios y ahora son directores de editoriales», compara.

Cartel creado por Max para el festival / .
La primera vez que Bartolomé Seguí acudió al festival de cómic era veinteañero y fue de la mano de la revista El Víbora. «Iba con lo más granado de la profesión, los que fueron mis maestros, y me quedé impresionado porque la ciudad respiraba cómic, desde las tiendas hasta las calles y por supuesto las tertulias de los cafés. En España algo así era inconcebible y tomé conciencia de que el futuro estaba allende los Pirineos», recuerda el Premio Nacional por Las serpientes ciegas junto al guionista Felipe Hernández Cava. Se publicó antes en francés que en español y fue gracias a una editorial que conoció en Angoulême.
Mañana participa en una mesa redonda sobre el boom de los 80. «Fue una época dorada para los historietistas, cuando había casi una decena de publicaciones en los quioscos y te podías ir forjando como autor mientras colaborabas en las revistas, ya que El Víbora, Madriz y El Jueves pagaban muy bien, entre 15.000 y 20.000 pesetas por página. Con eso me bastaba para el alquiler en Barcelona, algo ahora imposible. Además, quienes comienzan tienen que llevar bajo el brazo un proyecto de más de cien páginas», lamenta sobre el estado de la profesión.
"Efervescencia"
En la inauguración celebrada este jueves, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, afirmó que el cómic vive una época de «efervescencia» y «proyección internacional», pero Max matiza: «Hay que distinguir entre efervescencia creativa y de la industria. En cuanto a la primera, estamos en muy buen momento por la incorporación de mujeres durante la última década que están haciendo cosas muy novedosas, frescas e interesantes.
Por otra parte, es verdad que hay muchas editoriales en España, se publica mucho y el público ha aumentado, aunque el problema en general es que las tiradas son muy cortas», explica quien obtuvo el Premio Nacional con la obra Hechos, dichos, ocurrencias y andanzas de Bardín el superrealista. «El incremento de lectores de cómic es insuficiente para mantener a tanto autor, de ahí que sea imprescindible tener proyección internacional». Por eso la protagonista de su cartel «se lanza a por el futuro».
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