Premis Ciutat de Palma 2025

Santiago Morilla: «Toda mi práctica artística intenta dar voz a los que no la tienen, a la memoria que se pierde»

Premi Antoni Gelabert d'Arts Visuals

Santiago Morilla, Premi Antoni Gelabert d'Arts Visuals

Santiago Morilla, Premi Antoni Gelabert d'Arts Visuals / B. Ramon

Montse Terrasa

Montse Terrasa

Santiago Morilla visitó en la ciudad francesa de Rennes un antiguo hospital pediátrico especializado en enfermedades mentales y quedó «impresionado» no solo por ese espacio en desuso sino por la memoria que se estaba perdiendo en torno a ese lugar, que ahora mismo sufre la gentrificación y la especulación inmobiliaria. De esa experiencia surgió un proyecto de investigación artística y la instalación Lo propio es temblar: memoria forense de la materia vibrante que le hizo ganador del Premi Antoni Gelabert d’Arts Visuals.

El título de la instalación «hace referencia tanto al temblor de un edificio que está siendo destruido como al temblor de los niños que estaban en ese espacio, las mentes o los cuerpos más débiles, cuando se les somete a una violencia institucional o estructural», remarcó Morilla. En Rennes, «vi que estaban talando muchos árboles en todo lo que circundaba el propio espacio, pero también me daba cuenta de que había huellas en el territorio, en las paredes de lo que había sido aquello. Mi intención fue dar voz a aquellos que ya no estaban allí, a través de documento gráfico y sonoro», detalló el artista.

Esta es una instalación multimedia en la que Morilla ha creado una escultura cinética sonora, con sillas que trajo del hospital de Rennes y que «guardan las huellas de los niños, de sus uñas, arañazos» y un vídeo de 10 minutos en el que él habla sobre esos «fantasmas» tanto del espacio físico como digital. Con Google Earth y Google Maps rastreó cómo había sido el lugar, también los camiones de demolición... «Es una narrativa que mezcla esas dos huellas, la digital y la física, con un paisaje sonoro que entra en combinación con la escultura cinética», explicó ayer.

«Toda mi práctica artística intenta dar voz a los que no la tienen, a los no humanos, a la memoria que se pierde», se explayó el docente e investigador sobre lo que él denomina «memoria forense». El autor tiene bastante relación con Mallorca, ya que hace diez años fue seleccionado para los Ciutat de Palma y en 2013 ganó el Premi Ciutat de Manacor d’Arts Plàstiques. En la isla ha hecho varias residencias y exposiciones colectivas, por lo que aquí tiene «muy buena red de agentes culturales y amigos», declaró ayer.

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