Luis M. Correa: “Tocar Bach, para un violonchelista es como respirar o ingerir un alimento”

El que fuera violonchelista de la Simfònica desde su creación y miembro destacado de diferentes grupos de música de cámara, ofrece un recital con tres de las Suites de Bach, a beneficio de la Asociación Balear contra el Parkinson. La cita es este jueves, en el salón de actos de la conselleria de Sanitat, en la calle Campaner de Palma

Luis M. Correa

Luis M. Correa / Pere Estelrich i Massutí

Pere Estelrich i Massutí

Pere Estelrich i Massutí

-¿Cómo salió la idea de ofrecer este recital?

- Fue a través de la presidenta de la Asociación, vecina y amiga nuestra. Le ofrecí esta iniciativa y le pareció muy bien. Y si la cosa va por buen camino, será el primero de otros actos organizados en este sentido. 

- ¿Qué tienen esas Suites de Bach para violonchelo solo que seducen tanto a los instrumentistas?

- Lo tienen todo. Para mí son como el comer o el respirar. Necesito tenerlas presente siempre. De hecho, cada día encuentro un momento para tocar alguna de las danzas que componen esas obras. Tocar Bach, para un violonchelista es como respirar o ingerir un alimento. Aparte, creo que también es muy bueno para la mente, te dinamizan el cerebro y el espíritu. Esas Suites tienen algo que no tienen otras obras, son realmente únicas. 

- Y eso, dando por supuesto que son difíciles para el instrumentista, ¿no?

-Técnicamente son asumibles, siempre que tengas un nivel; ahora bien, para tocarlas es necesario hacerlo con una afinación impecable, casi perfecta. Aquí, en la afinación, está el punto. Si no afinas cada nota al cien por cien, no se defienden. Luego está el poner bien los acentos, lo que se denomina el fraseo musical, que también debe ser muy preciso. Así que más que la técnica, lo difícil en esas obras, es la interpretación, el hacerlas tuyas. De todas maneras, debo remarcar que la sexta suite es extremadamente difícil, técnicamente complicada; piense que en tiempos de Bach se interpretaba con un instrumento que tenía una cuerda de más, para poder tocar todas las notas que la partitura exige.

- ¿Cómo construye Bach esas seis obras maestras?

-Seguramente cogió el instrumento y empezó a improvisar con él; como era habitual en su época o en la de Beethoven, en la que los compositores muchas veces empezaban una partitura sin una concepción previa de la misma. Naturalmente una vez llegados a un punto las escribían, claro. Así que, a la hora de interpretarlas, debes tener en cuenta este elemento, el pensar que estás tocando como si improvisaras. 

-¿Cómo era considerado el violonchelo en el barroco?

- Con Bach hay un antes y un después. Con esas Suites, el maestro puso el instrumento a nivel de solista, cuando su papel, en el barroco, era el de acompañante.

- Usted ha sido miembro de la Simfònica, ha liderado grupos de cámara, ahora toca sólo, sin acompañamiento. ¿Se sitúa diferente ante cada tipo de concierto?

- Totalmente. Y es bueno haber probado todas esas posibilidades, pues te van formando como músico. Una orquesta, un cuarteto, un dúo o bien tocar en solitario te enriquece y te abre a un mundo amplio, como es el de la interpretación. 

- ¿Y si tuviera que elegir?

- No sé, pero le diré que hacer música de cámara, con otros músicos de nivel, para mí, es llegar al nirvana. 

- En cambio aquí usted decide cómo enfocar cada compás.

- Cierto, cuando haces música de cámara debes discutir o consensuar la manera de hacer tal o cual pasaje musical con tus compañeros, aquí, en cambio, sólo, con el instrumento, puedes hacer tu propia versión, que nunca es la misma, pues en cada sesión puedes hacer algo distinto. Y todavía más, a medida que pasan los años, cambias la manera de ver esas obras, es lo que tiene la madurez. Y es lo que tiene Bach, que, como decía Pau Casals, “es un milagro”.

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