Arte
Alaró recuerda con una exposición los seis años de Mompó en el pueblo
El artista valenciano creó unas pinturas tridimensionales que denominó con el nombre de su lugar de residencia
El idilio entre Manuel Hernández Mompó (Valencia, 1927 – Madrid, 1992) y Alaró duró seis años. Comenzó con un flechazo: «Aquí soy otra persona, como flotando en una atmósfera intemporal, en un espacio particular. Antes era un Mompó achacoso en pleno humo ciudadano… A veces estoy en el estudio sin noción del tiempo ni del espacio». Se lo contó a Mariano Planells en una larga conversación publicada en Diario de Mallorca. Paradójicamente, estas mismas virtudes, o su exceso, causaron la ruptura: «La casa de Alaró es problemática, demasiada soledad. La naturaleza, con su enorme belleza, me anula… Necesito gente, ciudad, comunicación». Se lo contó a Josep Melià, cuando ya había decidido trasladarse a Madrid con su esposa, Ana Almiñana.
La exposición Mompó y Alaró, sis anys junts recordará la relación de Mompó con el municipio de la Serra de Tramuntana, en el que residió entre 1976 y 1982. La muestra, organizada en colaboración entre el Ayuntamiento y la Associació Cultural Al Rum, abrirá sus puertas el sábado 5 de octubre en el Casal de Son Tugores y permanecerá abierta hasta el 16 de noviembre.
Se mostrarán una veintena de piezas, la mayoría nunca expuestas. Entre ellas destaca un ‘alaró’, además de óleos, acrílicos y obra gráfica. Para la selección se ha seguido el criterio de que se trate de trabajos del periodo de su estancia alaronera o próximos a estos años. También se instalarán paneles con una biografía de Mompó con fotografías de Joan Ramon Bonet, revistas con entrevistas en su estudio, catálogos de exposiciones, piezas diversas dedicadas a amigos del municipio, etc. Los trabajos han sido cedidos por una quincena de coleccionistas particulares y galerías.
Llegó al pueblo por influencia de Manolo Coronado y otros artistas, compró una casa en la zona de Can Pere Antoni, muy cerca de las montañas del Castell y s’Alcadena. Ya se había convertido en artista de éxito internacional, sobre todos tras su participación en la Bienal de Venecia, donde obtuvo el Premio de la Unesco. En la nueva residencia disfrutó de una vida tranquila, mantuvo un ritmo de trabajó frenético y se mostró muy creativo. Quienes le visitaban se sorprendían de que su estudio estuviera orientado al norte, él replicaba que así recibía «una luz muy especial». Una persona que cuidaba la finca explicó a la muerte del artista que en sus días alaroners «escribía y, sobre todo, leía poesía, mucha poesía. Era muy reflexivo». Recibía numerosas visitas como la de su paisano, cantante y actor Ovidi Montllor.
El 1977 expuso los primeros alarós en la galería Juana Mordó de Madrid. Estas pinturas sobre materiales transparentes y en tres dimensiones fueron su respuesta a la búsqueda de nuevas formas de expresión artística: «El encuentro de los alarós fue casual. Un buen día estaba jugando distraídamente con una caja de camisas o de calcetines, esas cajas de plástico. ¡Fue una intuición repentina, fantástica! ¡Ahí estaba lo que siempre había buscado!». Investigaba soportes que traspasaran los límites del lienzo. Los ‘alarós’, como el resto de producción del artista, se pueden ver hoy en colecciones públicas y privadas de todo el mundo.
Mompó era valenciano, hijo de padre pintor y profesor de dibujo. Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad de origen. Por influencia del escultor y pintor madrileño Javier Clavo abandonó el academicismo para crear una pintura moderna y muy poética. En París, Roma y Holanda forjó un estilo muy personal. Residió en Balears desde 1963. Primero, en Ibiza. En 1974 se trasladó a Palma y, dos años después, eligió Alaró. Incumplió su pronóstico sobre lo que debía ser un lugar casi definitivo: «Elegí Alaró porque es un sitio bellísimo, grato y tranquilo y como me he arruinado con esta casa, pues me tendré que quedar a vivir aquí», contó a la revista local. Murió en Madrid en 1992 a causa de los problemas de salud que arrastraba desde hacía años.
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