Entrevista
Javier Giner: “Es aberrante que se siga tratando al drogadicto como un criminal”
El escritor y director presenta en el Festival de San Sebastián los seis episodios de la adaptación televisiva de su libro autobiográfico 'Yo, adicto', en el que relataba cómo se hizo dependiente del alcohol y las drogas
Nando Salvà
Lleva más de dos décadas vinculado al mundo del cine español; es escritor, director de cortometrajes y televisión y agente de prensa de Penélope Cruz. En 2021 publicó el libro autobiográfico ‘Yo, adicto’, en el que relataba cómo se hizo dependiente del alcohol y las drogas y su proceso de recuperación. Hoy se han presentado en el Festival de San Sebastián los seis episodios de la magnífica adaptación televisiva que él mismo ha creado y codirigido, y que llega a Movistar+ el próximo 30 de octubre.
-¿Por qué decidió hacer pública su historia?
-Porque cuando recibes el tipo de ayuda que yo requerí para sobreponerme a mi adicción, adquieres una deuda con el mundo. Y llegado el momento comprendes que, de la misma manera que te ayudaron a ti, ahora te toca ayudar a ti. Y mi herramiento para hacerlo, además de las charlas que he estado dando y sigo dando en la clínica de desintoxicación en la que en su día estuve ingresado, fue ese libro. Lo cierto es que muchos adictos recuperados terminan siendo terapeutas, o profesores de yoga. Creo que todos sienten esa necesidad casi mística de devolver lo recibido.
-¿Cuánto pudor ha tenido que superar, en su día para escribir el libro y ahora para crear la serie?
-Cuando eres sufres el tipo de adicción que yo sufrí, la distancia entre el personaje al que interpretas en público y la persona que se esconde tras él es gigantesca, te conviertes un prestidigitador de la mentira y eres capaz de hacer lo que sea para que la persona que te tiene enfrente no se dé cuenta de que estás roto. En ‘Yo, adicto’ queda expuesta una parte de mí mismo que la mayoría de la gente que me conoce no ha visto nunca: la herida inerna, la fragilidad, la vulnerabilidad... He intentado que en la serie mi persona aparezca en carne viva. Y sí, eso me da pudor, y miedo, en parte porque sé que estoy entregando en bandeja una munición con la que ser atacado. Para mí, ‘Yo, adicto’ es un acto de sacrificio público. Pero las personas a las que va dirigida la serie, que están atravesando el mismo infierno que yo atravesé o que corren el peligro a atravesarlo, son más importantes que mis miedos.
-Suele decirse que un adicto lo es de por vida. En su caso, ¿en qué se traduce eso?
-Yo llevo 16 años sobrio, la adicción ya no me da problemas. Ya no necesito huir de mí mismo, he aprendido a gestionar el dolor, la precariedad, la frustración, el desamor y el rechazo. Pero el alcohol y las drogas son omnipresentes en la sociedad, por lo que el peligro siempre está ahí.
-Tras desintoxicarse, siguió trabajando en el ámbito de la industria cinematográfica. ¿Pensó en alejarse de ese mundo, para evitar tentaciones?
-No, porque el objetivo de mi rehabilitación era reconciliarme de con mi verdadero yo, y yo soy un profundo amante del cine. Además, yo entré en una clínica de desintoxicación pensando en que allí iba a encontrarme a actores, actrices y famosos de la tele, y me encontré con electricistas, pediatras, mecánicos, jueces... La adicción es una enfermedad transversal que no entiende de clases sociales o sectores laborales. Por cada Amy Winehouse, Elton John o Lindsay Lohan hay 1500 adictos anónimos y pertenecientes a mundos completamente diferentes.
-¿Cree que la sociedad sigue estigmatizando la adicción a las drogas?
-Es aberrante que se siga tratando al drogadicto como un criminal. Nadie se hace daño porque quiere, el instinto de autodestrucción no es algo que nos atraviese. Cuando te destruyes es porque hay algo más. El problema del consumo descontrolado de alcohol y drogas es el motivo por el que recurres a esas sustancias. Yo no bebía porque me gusta el alcohol, bebía porque era la manera que tenía de noquearme emocionalmente para dejar de sufrir dolor, frustración y rechazo. ¿Por qué me ponía hasta arriba de cocaína? Porque la droga me daba la sensación química de ser omnipotente y comerme el mundo.
-Con la perspectiva del tiempo, ¿qué conclusiones cree haber sacado de su adicción?
-Con mucho tiempo y trabajo, he aprendido a perdonarme, a vivir en paz con el hecho de que no supe hacerlo mejor. Y no es que me alegre de que me pasara lo que me pasó, porque sufrí como un perro y preferiría habérmelo ahorrado, pero si he necesitado ese desvío tan peligroso para poder aprender a vivir, bienvenido sea.
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