Un viaje entre un mar de nubes

Un viaje si retorno, eso es lo que propone Schubert en ese ciclo inmenso, eterno como es el Winterreise o Viaje de invierno, que compuso sobre textos del poeta Wilhelm Müller. Veinticuatro piezas cortas, a modo de pequeñas canciones, en las que el literato primero y el músico después, reflejan la soledad y el camino hacia el abismo de un amante despechado, en pleno romanticismo, claro. Un camino que bien retrata el pintor Caspar David Friedrich en esa obra maestra que es El caminante sobre el mar de nubes. Sí, Friedrich se asocia con Schubert y Müller para retratar el alma del artista romántico. Miren el cuadro, contémplenlo mientras escuchan esas canciones del gran Franz. Seguro que consiguen viajar con ellas hacia el éxtasis.

Valga ese preludio para comentar el recital que el pasado viernes nos ofreció el tenor alemán Daniel Kirch en el teatre Xesc Forteza de Palma. Ochenta minutos de auténtica lección de canto, de buen decir, pues aquí se canta, claro, pero también se dice, se susurra, se clama, se declama. O cantas esas obras de la manera que lo hizo Kirch o mejor dejarlo para otra ocasión, pues en el buen hacer, en el estilo, en la elegancia, en el buen gusto, está la clave. No se puede cantar el Wintereise de cualquier manera, la delicadeza es imprescindible. Y Kirch la tiene, sabe pasar del forte al piano, del casi grito al imperceptible susurro. El tenor conoce ese proceso y lo aplica. Fue, sin duda, una auténtica delicia para el oyente. Y todo con el buen hacer del acompañante, un Francesc Blanco que, poco a poco demuestra un gran conocimiento del lied romántico, en el que el teclado no solamente acompaña, sino que protagoniza.

Una sesión de sobresaliente, para el recuerdo. Lástima que los asistentes no llenáramos el aforo, pues la sesión lo merecía.

Dos preguntas nada banales y una recomendación:

¿Dónde estaban los estudiantes de canto el viernes por la tarde?

¿Cómo pueden pasar por alto, los que quieren dedicarse a la música vocal, un recital de ese nivel, que bien podrían haber programado las mejores salas europeas?

La recomendación va dirigida al Ajuntament de Palma. Miren de cambiar el taburete del pianista o al menos pónganle unas gotas de «tres en uno». Chirría de lo lindo.