Toni Garau, el artista mallorquín que pinta con hilos

El creador expone ‘Llum’ en Gallery Red y el viernes inaugura ‘Diàlegs en color de la Tramuntana’ en la galería de arte de La Residencia de Deià

Toni Garau, el artista mallorquín que pinta con hilos: "soy un apasionado de la indumentaria típica mallorquina"

G. Bosch

Raquel Galán

Raquel Galán

Cuando entró por primera vez en la Fàbrica Nova de Sóller, se quedó maravillado. «Estaba casi intacta tras décadas cerrada y me enamoré de las hileras de ovillos en las estanterías», rememora el artista solleric Toni Garau. Los dueños de la antigua industria de telas organizaron una jornada de puertas abiertas destinada a los comercios de la calle Lluna para que decorasen sus escaparates con hilo y demás material de las instalaciones en desuso.

Garau, que colaboraba con una de las tiendas participantes, se llevó los ovillos que pudo y los almacenó en su taller con la convicción de que algún día les encontraría una vertiente artística. «Durante tres años di vueltas a esta idea e hice muchas pruebas, ya que quería trabajar con hilos en lienzos, pero no hallaba la técnica adecuada», explica. Hasta que descubrió la llamada «resina de base agua, no sintética, que conserva tanto los colores como la textura».

Una década y una decena de exposiciones después, parte de la materia prima de la fábrica textil de su pueblo se vuelve a exhibir, ahora en la individual Llum, en Gallery Red hasta la Nit de l’Art, y en la galería de La Residencia de Deià, Sa Tafona, que este viernes inaugura Diàlegs en color de la Tramuntana. En ella, una decena de lienzos de Garau se reflejan en los de la artista Elena Gual, quien ha creado con sus característicos trazos el degradado de color de Llum. Los hilos originarios son reconocibles por sus minúsculos nudos, pero ya no todos proceden de los ovillos antiguos, porque se van acabando y debido a que no estaban algunos de los colores que utiliza actualmente, como por ejemplo el fucsia.

Arriba, uno de los cuadros de la exposición ‘Llum’. |  GALLERY RED

Uno de los cuadros de la exposición ‘Llum’ / Gallery Red

Bobinas de madera para Embulls

El artista también rescató las bobinas de madera que giraban en los telares y adquirió más de otras fábricas históricas de la isla, y las utiliza para llevar a cabo sus instalaciones efímeras, a las que llama Embulls. «Los hilos están colocados de forma espontánea, pero con un equilibrio de color», afirma mostrando la creación de Gallery Red. Es la primera vez que emplea diferentes colores para sus Embulls, y se estrena además con unos peculiares carretes de hilo hechos expresamente para esta exposición.

«Una amiga mía tenía interés en el vidrio soplado, por lo que acudí a Lafiore con el fin de ayudarla y se me ocurrió que se podrían realizar bobinas. Son completamente artesanales, con vidrio reciclado y a escala real, iguales que las de madera», como especifica Toni Garau. Su idea de recuperar artísticamente la tradición mallorquina conjuga a la perfección con la fábrica de cristal, de ahí que esté pensando en colaborar con ellos de nuevo en un futuro proyecto.

Sus composiciones abstractas con hilos, que «nacieron como un homenaje a la industria textil de Sóller y el resto de Mallorca, al dar una segunda vida a este material», han ido depurándose con el paso de los años, aunque siempre han mostrado una creatividad muy arraigada a la tierra, ya sea en un cuadro con los colores típicos de las faldas de ball de bot –«soy un apasionado de la indumentaria típica mallorquina»– u otro con la representación de la puesta de sol en la Serra de Tramuntana, como se podrá ver en la exposición que se inaugura el viernes.

Su afición a las artes visuales comenzó de niño con los cursos de pintura al óleo que recibió de su vecina Virtudes y continuó con clases de acuarela, además de las manualidades, punto y macramé que inculcó a sus alumnos la maestra de Primaria, Francisca («una hippy de Deià que me hizo amar todo lo relacionado con la creatividad», destaca). Garau la siguió desarrollando siempre en su tiempo libre, que dedicaba a hacer más cursos y experimentar con diferentes técnicas, hasta que un día entró en la Fàbrica Nova de Sóller y se emocionó con sus hilos de colores, sin saber que acabaría pintando con ellos.

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