ENTREVISTA

Patricio Peñalver: "Hay mucho desconocimiento y confusión en torno a lo que fue la Segunda República"

El veterano autor de Espinardo regresa a las librerías con '¡Apunten! ¡Fuego! ¡Viva la República!' (2023), una novela de ficción –"pero con un marco histórico"– que presenta hoy en Cartagena

El escritor y periodista Patricio Peñalver.

El escritor y periodista Patricio Peñalver. / JOAQUÍN CLARES

Asier Ganuza

Cinco años ha tardado en ver la luz el nuevo libro de Patricio Peñalver (Espinardo, 1953). El veterano escritor y periodista murciano llevaba desde 2017 sin publicar, pero con una novela esperando a ser lanzada desde aproximadamente un año después (los ritmos editoriales son difíciles de prever, suponemos). Por suerte, ¡Apunten! ¡Fuego! ¡Viva la República! (Espuela de Plata, 2023), en el que llevaba trabajando –interrumpidamente– durante unas dos décadas, ya está por fin en librerías. De hecho, estuvo firmando ejemplares hace unos días en la Feria del Libro de Madrid y esta tarde (19.30 horas) visita La Montaña Mágica de Cartagena para presentarlo en su tierra, en la Región de Murcia, junto a Joaquín Medina. Ahora, antes de que eso ocurra, La Opinión ha querido hablar con él para conocer qué hay detrás de este impactante título (y portada). 

Seis años han pasado desde la publicación de La muerte del minotauro (2017), Patricio.

Sí. Pero bueno, debo decir que éste [por ¡Apunten! ¡Fuego! ¡Viva la República!] en realidad lleva terminado desde 2018, pero antes de publicarse ha pasado por... ‘diversas peripecias’, digamos. Todo ha sido un poco lento.

Pero ya está aquí.

Sí, desde el pasado 26 de mayo. De hecho, estuve con él en la Feria del Libro de Madrid, y debo decir que las sensaciones fueron bastante buenas. Ahora toca presentarlo en la Región; mañana [por hoy], en Cartagena. Y estamos cerrando fechas en otros lugares.

¿Murcia?

Entre otros. Aquí lo presentaremos, teóricamente, a principios de octubre. Será en Las Claras, en la Fundación Cajamurcia, y me acompañará Paco Jarauta. 

Volviendo a ¡Apunten! ¡Fuego! ¡Viva la República!, el título, ya de entrada... supongo que a más de uno echará para atrás...

[Ríe] El título y la portada. Precisamente el otro día, en la Feria del Libro, pasaron junto al stand en el que yo estaba dos chicas muy jovencitas, como de 17 o 18 años, y una le dijo a la otra (al ver el libro): "¡Joder! ¡Esto es superpunky!" [Risas]. Bueno, y, con respecto al título..., claro, es muy llamativo, e igual más de uno cuando lo lea piensa cosas diferentes a lo que realmente es esta novela.

Porque no es un título sin más, es una cita.

Y un mantra. Un mantra que se repite durante toda la novela. El libro arranca con una ejecución: el diciembre del año ‘30, un pelotón de fusilamiento ejecuta al capitán Fermín Galán, al que, debido a su rango militar, se le concede la potestad de dar la orden para que disparen. La orden, por supuesto, fue: "¡Apunten! ¡Fuego! ¡Viva la república!". Aquello dejó marcado a quienes apretaron el gatillo, que se dieron cuenta de que habían matado a un hombre del que apenas sabían nada y que tenía una hoja militar intachable, y esas palabras les persiguieron hasta en sus sueños.

Este no es un suceso ficticio, sino que ocurrió de verdad; igual que muchas de las cosas que se cuentan en este libro. ¿Por qué ha querido recuperar la historia de la Segunda República?

Porque siempre me ha atraído. Para mí, la Segunda República fue un momento de luminosidad tras la oscuridad en la que se había sumido España durante los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera. Pero no solo hablo de cuestiones ideológicas; yo me enamoré de la política educativa y cultura de aquel gobierno. En un país con un 65% de analfabetismo, las misiones pedagógicas –que llevaron el cine, la literatura y la música a todos los rincones del estado, hasta los pueblos más aislados– fueron un regalo para la ciudadanía y, en mi opinión, el mayor hito cultural del siglo XX en España. Pero claro, sí, esto me acabó llevando inevitablemente a la parte social y más puramente política de la Segunda República y... comencé a leer toda clase de libros sobre estos años. Tendría 18 años, más o menos, cuando empecé. 

¿Con qué idea?

Sobre todo, no quería hacer otra novela más sobre la Guerra Civil, así que decidí ambientarla en los años de la Segunda República, desde la citada ejecución, hasta el inicio de la contienda.

Decía que lleva interesado en la Segunda República desde que era un niño. Entonces, ¿por qué ahora? ¿Qué es lo que le lleva a escribir esta novela?

Es una pregunta difícil de contestar... No podría decirte cuál fue el detonante; no guardo el momento en la memoria. Seguramente por la forma que tengo de trabajar. Yo nunca tomo notas en un papel; las ideas simplemente van viajando y relacionándose en mi cabeza hasta que llega un momento en el que me pongo a escribir. Pero bueno, es que, antes de eso, me tiré diez años documentándome; y, luego, otros diez años de creación, propiamente dicha (aunque con interrupciones).

No es una táctica habitual entre escritores...

No, lo sé. Pero yo soy un escritor de brújula: en este caso, no tenía un mapa, ni situaciones, ni personajes ni nada, solo la voluntad de escribir algo sobre este periodo. Pero un buen día aparecen Sebastián y Ulpiano y es a partir de ahí cuando me pongo a configurar la novela. Ellos me marcan el camino, pero no sé ni a dónde voy ni cuándo voy a acabar. De hecho, hubo un momento, a mitad de la novela, en el que dije: "¡Ostras! Llevo no sé cuántas páginas y todavía no he llegado al ‘33...". No me quedó otra que acelerar el ritmo y decidir que el libro debía terminar con el inicio de la guerra.

Sebastián y Ulpiano, los hermanos Ramírez, protagonistas de ¡Apunten! ¡Fuego! ¡Viva la República! Que, por cierto, estos sí, son personajes de ficción.

Sí. Es que esta es una novela de ficción. Con un marco histórico, sí, pero es ficción. 

Hábleme de ellos, de Sebastián y de Ulpiano Ramírez.

Son hijos de un militar retirado y que participó en la Guerra de África y que quedó inválido. Sebastián se hace militar por él, aunque en contra de su propia voluntad, mientras que Ulpiano acaba dejando sus estudios para trabajar en una imprenta tras tomar conciencia de clase. Y de hecho es ahí, en la imprenta, donde ocurre todo; el centro neurálgico de este libro. Es allí donde él y sus compañeros hacen vida, donde se enfrenta a amores, desamores, pasiones... A la vida cotidiana. Lo que ocurre es que, paralelamente, se está desarrollando la Segunda República y algunos de los eventos más reseñables se van filtrando entre todas estas historias.

Patricio, ¿cómo describiría aquellos años?

Como un momento glorioso y explosivo en término de modernidad. Porque la Segunda República y su constitución destilan una modernidad arrolladora. De pronto, nos situamos en el cogollo europeo. ¿Qué ocurre? Que este nuevo régimen acabará tocando ciertos elementos muy duros del poder omnímodo de este país, del poder latifundista, del militar, del religioso..., lo que llevará a todos estos sectores a intentar ahogar por todos los medios a la República; lo cual queda patente muy pronto con el primer golpe de estado de agosto del ‘32, conocido como ‘La Sanjurjada’.

¿Y qué pretende con este libro?

Yo lo que intento en esta novela es, digamos, hacer una recreación de los hechos históricos que marcaron esta etapa porque tengo la sensación de que la visión que se tiene de la Segunda República está un poco falseada o condicionada. Yo no sé cómo se enseñará en los institutos, pero lo cierto es que hay mucho desconocimiento y confusión en torno a lo que fue realmente esta experiencia democrática. Y, al margen de ello, por supuesto lo que pretendo es ofrecer a quienes se acerquen a estas páginas una lectura amena y divertida; y luego ya, que cada uno saque sus propias conclusiones.