Actriz

Cristina Brondo: «Los niños no quieren estar enganchados a la pantalla, somos nosotros que necesitamos que lo estén»

«En ‘Orgasmes’ me sentí casi como una ‘show woman’ y las obras que vinieron después me han ayudado a darle forma a esta payasa»

Cristina Brondo: "Los niños no quieren estar enganchados a la pantalla, somos nosotros que necesitamos que lo estén"

Su especialidad es el deseo: ya bien sea en la forma de Stella Kowalski (o, mejor dicho, Esther) o en la de Paz, en la de una mujer embarazada de su marido abusador o en la de una treintañera en paro, en un drama o en una comedia. Sea como sea, Cristina Brondo lleva toda su carrera poniéndose en la piel de mujeres complejas en la pantalla, sobre el escenario y en su propia casa, donde tiene tiempo para dedicarse a su familia y compartir con ellos otra de sus pasiones, el yoga. El pasado fin de semana bajó el telón por última vez en el Teatre Principal de Inca con Desig. Un tramvia y ahora disfruta de sus últimos días en el GPRO Valparaíso de Palma antes de volver a sus producciones en Barcelona.

Cuesta saber por dónde empezar, porque hace de todo.

Ese es un buen comienzo.

Empecemos por el principio: hace unos días se despidió de la obra Desig. Un tramvia en el Teatre Principal de Inca.

Da mucha pena cuando se acaban los proyectos. No sé si la gente es consciente de lo que cuesta levantar un proyecto cultural, desde que la persona tiene la idea y la escribe, hasta que la vende, encuentra inversores, hace el casting,… Paul Berrondo (autor de la adaptación) te podría explicar las mil y una anécdotas, no todas buenas (risas), del proceso. Entonces, cuando acaba, siempre te quedas con la sensación de que le falta recorrido. Para mí ha sido un regalo: es una obra de teatro muy bonita, una versión totalmente libre que habla de temas muy actuales como el maltrato psicológico y físico.

¿Qué ha supuesto para su carrera?

Desde hace cinco años trabajo en el Eixample Teatre haciendo comedias y un teatro muy divertido y agradecido. El poder hacer, de tanto en cuanto, teatro como Desig. Un tramvia me completa como actriz, supone nuevos retos. Me hace ir a sitios a los que no he ido nunca. Para la obra tuve un proceso de creación del personaje muy bonito con Paul, que también es actor y se nota, con mucha investigación desde un punto muy orgánico, mucha libertad y mucha escucha entre nosotros, los compañeros, que no siempre te lo encuentras.

La actriz Cristina Brondo durante su estancia en Mallorca. | B. RAMON

La actriz Cristina Brondo durante su estancia en Mallorca. / B. RAMON

Sus compañeros Ivan Hermés, Maria Lanau y Sergio Matamala.

Exacto, los tres son muy generosos. Además, Paul siempre nos ha propuesto jugar, jugar y jugar. Desde el principio los cuatro nos hemos tirado a la piscina, con temas que muchas veces no son agradables y con personajes muy complicados. Todos hemos volcado nuestra parte más íntima y lo hemos compartido desde el amor y la generosidad por el proyecto. Y Paul supo aprovechar todas las ideas y toda la improvisación que propusimos los actores.

Ha mencionado el Eixample Teatre, donde ahora vuelve para retomar obras como ¿Quieres pecar conmigo? o Burundanga.

Empecé a hacer comedia hace siete años. Me llamaron para hacer Orgasmes en Barcelona y me costó un poco porque me lo tomaba muy en serio (risas). Luego entendí que son textos en los que tienes que ser muy payasa, no juzgar nada, ser muy libre y tener mucha complicidad con el público. Me empecé a dejar ir y encontré a una Cristina que no había conocido nunca, muy gamberra sobre el escenario, que se atrevía a romper con lo que el director le había dicho. En Orgasmes me sentí casi como una show woman. Luego entró el Eixample Teatre en mi vida con Estrógenos y, más adelante, ¿Quieres pecar conmigo? y Burundanga. Ellos me han ayudado a darle forma a esta payasa, a entender la técnica de la comedia, que no vale todo y que no puedes estar a medias tintas. Cada día que haces la obra es nueva, porque todo está muy vivo y conectado con la realidad, aunque sean cosas muy surrealistas.

Más allá del mensaje de sus obras, el de su carrera en general es el de una mujer que puede y hace de todo.

Yo siempre digo que por suerte o por desgracia soy hiperactiva, siempre he sido muy inquieta desde pequeña. Esto tiene cosas buenas, soy una persona muy curiosa y que consigue todo lo que se propone, pero también si algo no me interesa no le presto atención. Con el tiempo he aprendido a equilibrar esto un poco y a convertirlo en algo positivo: que toda esta energía sea algo positivo para mí, como por ejemplo con hobbies como la macrobiótica o el yoga infantil que se han convertido en trabajos que me benefician económicamente y me llenan como persona. En esta profesión de actriz, que es tan inestable, a nivel económico y emocional -un día crees que estás en la cresta de la ola y a veces sientes que todo lo haces mal, que no le gustas a nadie y que no te cogen para nada-, es muy importante cuidar tu alma y haciendo cosas que me gustan aparte de la actuación es una forma de encontrar este equilibrio.

¿El teatro es inestable?

Reconozco que estoy viendo muy poco teatro. Cuando haces teatro ves poco teatro. Creo que culturalmente estamos perdiendo porque realmente no hay dinero público para sostener la cultura como se debería. Las giras de teatro son efímeras, no se mueven casi. De Desig. Un Tramvia solo he hecho dos bolos: uno en Andorra y otro en Inca. Hay muy poca conexión entre comunidades autónomas, muy poca conexión entre compañías teatrales de diferentes ciudades, y es muy difícil mover proyectos y sostenerlos económicamente a largo plazo. Es una pena porque creo que se están haciendo cosas muy interesantes, que hay un potencial increíble pero no está dando el espacio para que la cultura pueda brillar.

Ha hablado del yoga infantil. Hace poco publicó su libro PekeYoguis que busca ayudar a equilibrar la sobre-estimulación de los niños debido a las pantallas.

Cuando descubrí el yoga me dio unas herramientas súper necesarias para gestionar y focalizar toda mi energía excesiva. Pensé que debía hacerlo todo el mundo porque vivimos en un mundo muy estresante y muchas veces no trabajamos lo interior. Cuando tuve a Valen, me empecé a formar, a hacer talleres, en la cuarentena empecé a hacer directos… PekeYoguis es un libro que me causa mucha satisfacción, no solo por ver todas las cosas que tienes en la cabeza volcadas en un libro, sino porque es muy práctico, muy didáctico, divertido y porque anima a hacer yoga en familia que siempre es un plus para hacer cosas con los niños y sacarlos del sofá y la pantalla. Pensamos que son ellos los que quieren estar enganchados a la pantalla pero somos nosotros los que necesitamos que lo estén porque tenemos toda la vida montada de una forma que si no estamos todo el rato trabajando no llegamos a final de mes. No podemos sentarnos dos horas a jugar porque tenemos que cocinar, limpiar la casa… Esto hace que los niños físicamente tampoco se muevan, energéticamente las pantallas les cargan de estímulos de una manera muy rápida, y esto tiene consecuencias físicas y psicológicas. Es fundamental dar movilidad a estas energías y el yoga es una forma ideal para hacerlo.

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