Dolor profundo

El pasado miércoles, en plena Semana Santa, tuvimos ocasión de asistir a un concierto en el que se ofreció una de las obras más sentidas, profundas y emblemáticas como es el Stabat Mater de Pergolesi, un compositor que murió joven y, tal como dijo Luis Correa antes de la sesión que comentaremos, con esta obra «abrió nuevos caminos en la música religiosa, de hecho, hay un antes y un después de esa composición barroca».

Pergolesi sabe envolver el dolor, la angustia y el sufrimiento como pocos compositores lo han hecho, aunque, eso sí, manteniendo siempre una esperanza hacia el futuro que para los creyentes es redentor.

Elegir la Semana Santa para ofrecer esta partitura es del todo apropiado, pues su música es la máxima adaptación de este texto latino, en el que se relata el sufrimiento de una madre junto a su hijo agonizante.

Las dos solistas que pusieron voz a las sentidas palabras fueron Serena Pérez y Cristina van Roy, las dos con una dicción perfecta y una musicalidad exquisita, la misma que mantuvieron siempre sus instrumentistas acompañantes, los miembros del cuarteto Beronia, formado por cuatro músicos de primer nivel como son Smerald Spahiu y Cristina Correa como violines, Elisabeth Romera a la viola y el ya citado Luis Miguel Correa al violonchelo. Los seis ofrecieron una lección de buen hacer en la parroquia de Peguera, en la que se reunieron un centenar de personas, todas guardando un silencio escrupuloso hasta el final, pues, ciertamente, los aplausos entre escenas, en esta obra tan profunda, no deben entorpecer el sentido profundo del canto.

El concierto empezó con dos aportaciones instrumentales, tomadas de Las Siete Palabras de Cristo en la cruz de Haydn, otra obra inmensa y que contiene elementos similares a los de Pergolesi. Aquí los miembros del cuarteto ya pusieron el listón muy alto, que no bajó, más bien al contrario, durante la obra posterior.

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